El presidente Andrés Manuel López Obrador se sinceró la semana pasada y dijo que el fraude en Segalmex será una mancha que se llevará cuando concluya su gobierno, pero no es la única: el desastre que tiene Rubén Rocha Moya en Sinaloa, será otro de sus temas sin resolver.
El gobernador morenista puso de cabeza al estado, manipuló todo y, cuál dictador, tomó el control absoluto de los tres poderes constitucionales de la entidad.
Pero por si esto fuera poco, no ha esclarecido la misteriosa muerte de su principal opositor, Héctor Melesio Cuén Ojeda, ocurrida el jueves pasado, allá en Sinaloa.
Era diputado federal electo, postulado por la oposición, ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y fue secretario de Salud durante el arranque de gobierno de Rocha, cargo al que renunció por diferencias ideológicas y políticas, según dijo en su momento.
A partir de ahí se convirtió en uno de los principales críticos del mandatario, lo que le valió para convertirse en un perseguido político, razón por la que fundó el Partido Sinaloense (PAS) desde donde encabezó todo un movimiento contra el gobernador.
Pero el pasado jueves por la noche fue asesinado a balazos en la comunidad de El Tamarindo. Un familiar lo llevó de urgencias a una clínica particular donde ya no pudieron salvarlo. Y con eso terminó la vida de este controvertido político.
Melesio estuvo envuelto en diversas polémicas desde el principio de su vida política hasta el último de sus días.
Durante un año gobernó la capital sinaloense y en 2012 solicitó licencia para buscar llegar al Senado, como representante de Partido Nueva Alianza, pero perdió.
Un día después de su derrota, su hermano Jesús Alfredo fue asesinado, lo que le dio pie para la creación de su nuevo partido, el PAS. No consiguió mucho con esto, pero aprovechó su empuje y, junto con Mario Delgado, suscribió una alianza con Morena, algo que muchos vieron como mezclar el agua y el aceite.
Aún así apoyó al candidato del partido guinda a la gubernatura, Rubén Rocha. Sin embargo, el romance duró poco e inició la persecución en su contra.
Con una feroz Intervención política, legal y administrativa, Rocha buscó ensuciarlo, acusándolo de supuestas irregularidades antes, durante y después su gestión como rector de la UAS, caso en el que, para perjudicarlo, también involucró a su hijo Héctor Melesio Cuén Díaz.
Eta tal el tamaño del problema que la Secretaría de Gobernación federal intentó meter paz, pero todo fue como llamados a misa para el mandatario estatal.
No hubo poder humano que pusiera fin al conflicto. Y, en este caso, también la sangre llegó al río, sin que, hasta el momento, haya un responsable material e intelectual del crimen.
Lo cierto es que la oposición enfiló sus baterías contra Rubén Rocha. El perredista Jesús Zambrano lo responsabilizó del asesinato, sin más ni más. Porque todos los antecedentes hacen pensar que se trató de una venganza política.
Hizo hasta lo imposible para impedir que fuera diputado federal y no pudo bajarlo. Y lo que no hizo la política ni la “ley”, lo hicieron las balas.
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EL GOBIERNO FEDERAL realiza una exhaustiva investigación para determinar quién autorizó el despegue de la aeronave que habría trasladado a Ismael El Mayo Zambada y a Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, a Estados Unidos.
Hubo encubrimiento, pues el avión salió del aeropuerto del Hermosillo, Sonora, y para despegar debió tener el permiso de Instituto Nacional de Migración y mandos militares.
¿Hubo corrupción o encubrimiento… o las dos?
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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