La vida digital ofrece infinitas oportunidades y Bill Gates, cofundador de Microsoft, ya lo anunciaba hace una década al advertir “Internet se está convirtiendo en la plaza del pueblo, en la aldea global del mañana".
Actualmente, según We are social, una consultora digital, hasta abril de 2024, dos tercios de la población mundial ya están conectados a la red. Esto se debe en gran medida, a que tanto actividades económicas, políticas y hasta sociales se llevan al espacio digital. Según el estudio Tus datos nunca duermen 11.0, las personas pasan 25.1 millones de horas en línea a nivel global.
No obstante, el tener una vida digital también conlleva ciertas implicaciones respecto a la seguridad de la información personal de las y los usuarios a nivel global. El pasado 19 de junio, se presentó una falla informática debido a una actualización del software de CrowdStrike, una empresa de ciberseguridad que trabaja directamente en el sistema de Microsoft Windows, lo que provocó un apagón informático de escala mundial que retrasó vuelos y causó importantes afectaciones a bancos, bolsas, negocios y trabajos. Según Microsoft, el fallo afectó a 8.5 millones de dispositivos que utilizan Windows, el sistema operativo del gigante tecnológico.
El incidente de CrowdStrike subraya los graves riesgos que pueden surgir cuando se confía en la tecnología para la gestión y protección de datos personales. La interrupción de servicios críticos no solo afecta las operaciones diarias, sino que también pone en riesgo la seguridad de la información personal. Durante el apagón, millones de datos quedaron expuestos a posibles brechas de seguridad, ya que los sistemas de protección quedaron vulnerables y desactivados.
Las implicaciones de este evento son profundas. Primero, expone la dependencia masiva de las infraestructuras digitales para el funcionamiento de la sociedad moderna. Sin la protección adecuada, los datos personales pueden ser objeto de robo, manipulación o uso indebido, lo que puede llevar a consecuencias devastadoras para individuos y organizaciones.
Además, el apagón destacó la necesidad de contar con sistemas de respaldo y planes de contingencia robustos. La falta de tales medidas no solo puede llevar a la interrupción de servicios esenciales, sino también a una pérdida de confianza por parte de las y los usuarios en la capacidad de las empresas para proteger su información.
En un mundo cada vez más digitalizado, la protección de datos personales se convierte en una responsabilidad compartida. Tanto las empresas como los Estados deben colaborar para garantizar que la privacidad y la seguridad sean prioritarias en todas las interacciones en línea.
POR ARÍSTIDES RODRIGO GUERRERO GARCÍA
COMISIONADO PRESIDENTE DEL INFO CDMX
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