DEFINICIONES

Insaciable

‘Alito’ ha demostrado que solo le importa el poder, seguir siendo dueño del cascarón del PRI y eternizarse en la dirigencia

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Alejandro Moreno Cárdenas no tiene llenadera. Se ha hecho del control del PRI, y quiere más. Va por todo.

El pasado viernes siguió con el guión que él mismo escribió para mantenerse en la dirigencia de los restos del tricolor de forma casi vitalicia. Es su partido y no le bastó con destruirlo y llevarlo a la mínima expresión en su historia; lo quiere enterrar con sus manos.

El PRI ya se murió. Lo que vemos ahora es su funeral, y el camino al entierro. ‘Alito’ trae la pala para seguir cavando; él será el sepulturero. Acabó con el partido que ahora busca dirigir hasta 2032, cuando quizá ya no habrá ni partido que dirigir. El viernes pasado pidió licencia para separarse del cargo y buscar la reelección en la contienda interna -es un decir- que él mismo se organizará a modo el próximo 11 de agosto. Desde luego la licencia es un mero trámite, pues la estructura del partido está repleta de incondicionales que solo obedecen. También el proceso interno será mera simulación.

‘Alito’ es el responsable de la muerte del PRI. Desde que llegó a la dirigencia no ha hecho más que perder elecciones. Con él a la cabeza, todo fue caer.

De gobernar una docena de entidades, hoy solo son gobierno en dos (Coahuila y Durango, donde los mandatarios estatales ya se han entregado a la 4T). Es tal el desastre, que el domingo 2 de junio quedaron en cuarto lugar en la contienda presidencial, en la que incluso MC obtuvo más votos. El tricolor no alcanzó ni seis millones de sufragios en los comicios presidenciales, y en el terreno legislativo tendrá el grupo parlamentario más raquítico en su historia: alrededor de 35 diputados en San Lázaro.

El único ganón con el desastre fue ‘Alito’. Para que no quedara espacio a dudas de quién manda en el cascarón priista, se puso en el primer lugar de la lista al Senado, y se hizo acompañar de sus incondicionales.

El que debía hacerse a un lado la noche misma del fracaso electoral, resultó premiado y, en el colmo, se convertirá en líder casi vitalicio en su partido: se reelegirá hasta por ocho años más que, sumados a los que ya lleva, serán un total de 13. Y sí quiere más, más. Para eso se ha convertido en amo y señor del priismo.

Moreno Cárdenas pensará que el tricolor es su feudo y los priistas sus súbditos. Y quizá tenga razón. Los priistas que se han quedado a aplaudirle cuanto se le ocurre, están sometidos al aprendiz de dictador. Él, que tanto alertaba por el autoritarismo de Morena, terminó convertido en pequeño dictador.

Se ha convertido en un vulgar mercenario que trafica con una cada vez más pequeña franquicia electoral. Pero con eso le alcanza para seguir lucrando, negociando y ganando.

Poco queda de que aquel que “se agachaba” y “venía con la cabeza abajo a pedir que lo ayudáramos”, “ofreciendo lealtad absoluta”, como lo describen varios de quienes, cercanos al expresidente Peña Nieto, lo catapultaron a la dirigencia priista hace unos años.

Ahora hace alarde de poder, quizá sin percatarse de que lo que controla ya es solo un cadáver que murió hace rato en sus propias manos.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN 

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM                   

@MLOPEZSANMARTIN

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