DESDE AFUERA

EU: Entre Escila y Caribdis

Pero en el escenario de su primer debate, el jueves pasado, Joe Biden pareció balbuceante, despistado, mientras Donald Trump parecía dominante y seguro, aunque sus ansias autoritarias, mentiras y exageraciones fueron evidentes

OPINIÓN

·
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Hace 33 años, en 1991, como corresponsal en Estados Unidos, me tocó cubrir una elección estatal en Louisiana, que guardadas las proporciones, recuerda la situación actual en ese país.

La alternativa era diferente aunque probablemente tan desagradable que la actual: Edwin Edwards, un demócrata con una bien ganada fama de corrupto que buscaba su cuarto período no consecutivo como gobernador estatal, y David Duke, un republicano que se adelantó a su tiempo y era nazi y exGran Mago del Ku Klux-Klan cuando ya había pasado de moda serlo.

Era, decían los lugareños, la opción entre un ladrón y un nazi. Los antiguos griegos hubieran dicho entre Escila y Caribdis.

Siendo Louisiana ganó el ladrón, por supuesto. Y cinco años después, por cierto, Edwards estaba en la cárcel.

Pero 30 años después los estadounidenses se ven ante una alternativa casi tan desagradable: un Presidente que parece agotado, débil a niveles de incapacidad que sus allegados tratan de disfrazar, o un exmandatario considerado como timador y mentiroso que se ha convertido en el líder, para no decir amo, indiscutido del partido republicano.

Pero en el escenario de su primer debate, el jueves pasado, Joe Biden pareció balbuceante, despistado, mientras Donald Trump parecía dominante y seguro, aunque sus ansias autoritarias, mentiras y exageraciones fueron evidentes.

Los demócratas parecen ahora muertos de miedo, listos a seleccionar a un candidato, otro que Joe Biden si pueden encontrarlo y convencer al aún presidente y candidato de retirarse de la carrera para dar paso al que pudiera ser su sucesor.

Pero es mucho más fácil decirlo, desearlo, desgreñarse, que hacerlo y lograrlo.

Porque de momento no parece haber otro demócrata más fuerte que Biden, que ya en sus ochentas no tuvo rival formal por la candidatura presidencial demócrata. Y peor aún, Biden y sus consejeros más cercanos parecen convencidos de que deben ir hasta el final.

El sueño demócrata, políticamente, se llama Michelle Obama, pero ella no quiere...

Del lado republicano, la cantidad de mentiras despepitadas por su portaestandarte, el expresidente Trump, habrían descarrilado a alguien menos cínico o menos acostumbrado a crear tormentas por la convicción de que le benefician.

O tal vez los Estados Unidos y su noción de moralidad han cambiado tanto que lo que hace apenas medio siglo era imprevisible ahora es una mera mancha de ceniza que puede sacudirse con un dedo.

La coalición que apoya a Trump está formada esencialmente pero no solo por grupos religiosos conservadores, nacionalistas blancos y grupos xenofóbicos.

Últimamente sería difícil saber quién se aprovecha de quien. Para la extrema derecha, la llave al poder se llama Trump y por tanto les conviene perdonar sus pecadillos.

El problema es que haya una porción de los estadounidenses, no solo republicanos, que pareciera dispuesta a dar un pase a Trump por "pecadillos" que antes hubieran sido mortales.

Tal vez no son las personas, sino el país.

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS 

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                               

@CARRENOJOSE

PAL