MALOS MODOS

Más médicos cubanos

Lo más cerca que ha estado el presidente de admitir un fracaso de su administración

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Lo más cerca que ha estado el presidente de admitir un fracaso de su administración es con el sistema de salud pública, desde el problema espeluznante del desabasto, que todavía hace poco dijo que “ora sí vamos a resolver”, hasta las sucesivas mutaciones, desapariciones y rebautizos del Insabi.

Vaya, no ha sido propiamente una aceptación del disparate, no en el sentido verbal, pero lo de “Híjole, vamos a dar oooootro borrón y cuenta nueva” es un mea culpa en los hechos. Honestidad medio valiente, pues, acicateada por el hecho desconcertante de que el fracaso no la pasó ni tantita factura en lo importante: lo electoral.

El único temita con lo de este casi mea culpa es que la solución al problema suele ser peor que el problema mismo. Un ejemplo inmejorable es el de la farmaciota como respuesta al desabasto, que en mayo había logrado surtir un total de 600 y pico medicamentos, o el más reciente: el anuncio de que vienen a nuestro país otros 2700 médicos cubanos.

Antes que nada, una aclaración: lo de traer doctores de la isla es una medida genial, desde el punto de vista de la administración. Primero, sirven para hacer como que cumples. “Ya vienen los especialistas”, dices en la mañanera, y a lo que sigue. Enseguida, como se ha repetido, patrocinas a una de las tiranías que sí te caen bien, porque los millones de dólares que te cuestan esos médicos se los entregas a la dictadura, que dispone de ellos a placer.

Por último, le das un cabezazo en la nariz a los profesionales mexicanos, que tienen el descaro de exigir derechos –un sueldo decoroso, una bata o un cubrebocas para no contagiarse de covid, digamos– a cambio de haberse metido una paliza en la universidad, porque ya sabemos que la carrera es durísima.

En cambio, la medida es aberrante si eres, por ejemplo, un paciente. Esos “médicos”, metamos las comillas de una vez, vienen de un sistema de salud que es un fracaso sin paliativos, o sea el cubano, y tienen una preparación más que dudosa, propia de un país más que subdesarrollado, ajeno a las nuevas tecnologías y aislado o semi aislado del conocimiento científico de una parte importante del planeta, esa que se conoce como Occidente.

Ya que estamos, también es aberrante desde el punto de vista de los derechos humanos. Va de nuevo: la dictadura les paga cuatro pesos a esos misioneros del socialismo, obligados a vivir en el país que les asignaron como viven en en el suyo: en la pobreza. Sobra decir que lo de “obligados” no es una forma de hablar. Están obligados. El socialismo no pregunta.

Así, los mexicanos nos vemos obligados también a ver como nuestro dinero se va a pagar mano de obra esclava, conforme a los principios del humanismo mexicano y la fraternidad universal. A eso, y a seguir pagando por la atención en el consultorio de tu farmacia más cercana.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ