En el dinámico y enigmático campo de la neurociencia, la integración con la inteligencia artificial (IA) ha desencadenado una revolución sin precedentes, transformando nuestra comprensión del cerebro humano y abriendo nuevas avenidas para la investigación y el tratamiento de enfermedades neurológicas. Esta sinergia promete no sólo avances científicos, sino también una mejor calidad de vida para millones de personas afectadas por trastornos cerebrales.
La neurociencia digital está en el corazón de esta revolución. Iniciativas a gran escala como el Human Brain Project (HBP) y su infraestructura digital EBRAINS han permitido a las y los científicos integrar datos de diversas escalas y utilizar modelos y software avanzados para obtener nuevos conocimientos y trabajar de manera colaborativa en una escala sin precedentes. Estos avances están sentando las bases para futuras innovaciones, como los enfoques de "gemelos digitales" que permiten la creación de modelos cerebrales personalizados, actualizados continuamente con datos reales de pacientes, con aplicaciones potenciales en la medicina clínica y la investigación (https://medicalxpress.com/news/2024-04-roadmap-digital-neuroscience-current-status.html).
En paralelo, investigadores del Instituto McGovern del MIT han destacado como la neurociencia humana está allanando el camino para la innovación en IA y lo que esta puede enseñarnos sobre nosotros mismos. El estudio reciente, liderado por la profesora asistente Anna Ivanova de la Escuela de Psicología de Georgia Tech, se centra en los modelos de lenguaje de gran escala, como ChatGPT. Los cuales, no sólo están diseñados para comprender y generar lenguaje, sino que también están ayudando a los científicos a descubrir los secretos de la mente humana, revelando cómo el cerebro procesa el lenguaje y el pensamiento (https://mcgovern.mit.edu/2024/03/19/researchers-reveal-roadmap-for-ai-innovation-in-brain-and-language-learning/).
La innovación no se detiene allí. Investigaciones recientes en el Instituto de Neurociencias Wu Tsai de Stanford han desarrollado modelos de IA que pueden identificar estados emocionales de tenistas con una alta precisión, analizando su lenguaje corporal durante los partidos. Esta tecnología tiene aplicaciones potenciales en el entrenamiento deportivo, la atención sanitaria y otros campos, aunque también plantea preocupaciones éticas sobre la privacidad y el uso de datos (https://neurosciencenews.com/neuroscience-topics/artificial-intelligence/).
Además, los científicos han creado exoesqueletos robóticos entrenados por IA que ayudan a las personas usuarias a conservar energía mientras caminan, corren y suben escaleras. Este método elimina la necesidad de experimentos prolongados con personas y puede aplicarse a diversos dispositivos de asistencia, mejorando significativamente la movilidad y la calidad de vida de las personas con discapacidad.
Los avances mencionados, son algunos de los logros que ya hemos obtenido como humanidad y que no sólo transforman nuestra comprensión del cerebro, sino que también están impulsando una nueva era de la medicina personalizada y la tecnología de asistencia. Por ejemplo, la capacidad de crear modelos cerebrales personalizados y actualizar continuamente estos modelos con datos reales permite a los médicos anticipar y tratar enfermedades neurológicas con una precisión sin precedentes.
En el horizonte, la colaboración entre la neurociencia y la IA promete seguir rompiendo barreras. La creación de atlas digitales del cerebro de ultra alta resolución, que integran múltiples escalas y modalidades, está permitiendo a los científicos mapear el cerebro con un detalle sin precedentes. Estos atlas no sólo son cruciales para la investigación básica, sino que también tienen aplicaciones clínicas directas, como en la planificación de cirugías cerebrales y el desarrollo de tratamientos más efectivos para enfermedades neurológicas complejas (https://medicalxpress.com/news/2024-04-roadmap-digital-neuroscience-current-status.html).
La neurociencia e IA están, en resumen, redefiniendo nuestra comprensión del cerebro humano y nuestras capacidades para potencializar sus habilidades y tratar sus enfermedades. Este es sólo el comienzo de una revolución que promete transformar tanto la ciencia como la medicina, ofreciendo nuevas esperanzas y soluciones a problemas que han desafiado a la humanidad durante siglos. Con cada avance, nos acercamos un paso más a desentrañar los misterios más profundos de nuestra mente y a mejorar la vida de millones de personas en todo el mundo. Así sea.
POR DR. JULIO CÉSAR BONILLA GUTIÉRREZ
COMISIONADO CIUDADANO DEL INFO CDMX Y ACADÉMICO DE LA UNAM.
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