El Gobernador Rubén Rocha Moya parece decidido, o encaprichado, a mantener la confrontación con la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). Después del atentado en contra del vocero de la UAS, Arnoldo Valle Leyva, el pasado 5 de julio, las descalificaciones y amenazas de Rocha Moya no han hecho más que intensificar el conflicto. Todo esto mientras el mandatario estatal se muestra incapaz de restablecer la comunicación con los universitarios, a pesar incluso de la petición presidencial.
Pero en esta lucha, la UAS no está sola. La Secretaría de Gobernación, comandada por Luisa María Alcalde, entrará al quite para atender la solicitud del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Será esta dependencia la encargada de brindar protección a Valle Leyva, intentando así poner fin a la confrontación que Rocha Moya dejó crecer como una planta silvestre.
Aproximadamente a las 3:00 de la mañana de este martes llegarán a la plancha del Zócalo de la Ciudad de México más de 700 alumnos, maestros y padres de familia de la UAS. Vienen decididos, también, a denunciar la posible violación a la autonomía de su casa de estudios. Será a través del vocero presidencial, Jesús Ramírez, que Robespierre Lizárraga Otero, encargado del Despacho de la Rectoría de la UAS, y el abogado José Ramón Bonilla Rojas, asesor de los universitarios, intentarán hacer llegar sus peticiones directamente a López Obrador.
A las 9:00 am, saldrán del Zócalo rumbo a la Secretaría de Gobernación. Ahí, en Bucareli, Lizárraga Otero se reunirá, según lo ordenado por el Presidente, con Rocha Moya. Tras este encuentro, la caravana universitaria se dirigirá a la Casa de Transición de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, para entregar sus peticiones y culminar así su jornada de protestas.
Esta nueva crisis se desarrolla en el contexto de la promulgación de la nueva Ley de Educación Superior de Sinaloa, avalada por una mayoría morenista en el Congreso local. Esta ley permite al gobierno estatal modificar leyes y reglamentos, incluyendo la Ley Orgánica de la UAS, lo que ha puesto en pie de guerra a la comunidad universitaria.
El temor principal de los universitarios es que este episodio se replique en otras universidades estatales. Con al menos 27 congresos locales controlados por Morena, el riesgo de que se aplasten las autonomías universitarias es más real que nunca. La batalla de la UAS no es sólo local, es un faro de advertencia para todas las universidades autónomas del país.
Finalmente, vale la pena recordar el amparo 262/2023 presentado por la UAS y concedido en enero pasado. Este amparo obliga al Gobierno del Estado y al Congreso a respetar la autonomía universitaria, un derecho que no están dispuestos a ceder. La lucha por la autonomía continúa, y la UAS, con sus 700 valientes en la capital, está lista para defenderla.
¿Se logrará el diálogo?
Nos vemos a las 8 por el 8
POR SOFÍA GARCÍA
COLABORADORA
@SOFIGARCIAMX
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