POLÍTICA PARA A'MAR

La ruina del PRI: símbolo de éxito de la cuarta transformación

Un cambio radical implica abatir al contendiente más emblemático y el reemplazo de la hegemonía existente

OPINIÓN

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Marlene Mizrahi / Política para a'mar / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Toda transformación conlleva un cambio radical, una actualización profunda del orden existente. En el caso de México, esta idea se materializa con la extinción del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido históricamente hegemónico.

Poco a poco se desvanece la organización que, durante 71 años, encarnó el dominio político e institucional y tuvo el control absoluto de la presidencia de nuestro país.

Qué mejor forma de representar simbólica y prácticamente la culminación del proyecto de la Cuarta Transformación (4T), que la desaparición del tricolor. Un acontecimiento que consumaría la reconfiguración del escenario político nacional, eso que Morena se propuso desde su inicio.  

Este suceso se vislumbra con los cada vez peores resultados electorales del PRI desde el 2018, la reducción de su militancia y, también, por la proclamación de varios priistas destacados en caso de que se aprueben los cambios estatutarios propuestos por su actual presidente nacional, Alejandro “Alito” Moreno. Unos que darían apertura a la segunda prolongación de su mandato y posible reelección por dos periodos más de cuatro años, es decir, hasta el 2032.

Perpetuación, por demás, difícil de justificar dado el desenlace que el partido ha tenido desde su llegada a la dirigencia en 2019, tanto en gobierno como en filiación.

Durante el mandato de Moreno, el Revolucionario Institucional ha pasado de gobernar 12 estados y un total de 42 millones de habitantes, a regir solo Coahuila y Durango, donde viven 5 millones. Números a los que se suman – o restan – dos millones de votos perdidos para la elección presidencial entre 2018 y 2024, así como dos millones para la Cámara de Diputados.

Remata con los resultados de la última jornada: los peores en casi 100 años de historia del PRI, con solo 11% de preferencia electoral, menos de seis millones de votos y 33 diputados federales, la bancada más pequeña que haya tenido.

Además, en este periodo, el tricolor ha perdido casi el 80% de su militancia: de seis millones 764 mil afiliados, hoy tiene un millón 400 mil.

A pesar de ello, se sobrepone el arrojo de Alejandro Moreno por permanecer en la dirigencia nacional; el apoyo de asambleístas incondicionales elegidos por él; la posible ilegalidad de las reformas estatutarias que permiten su reelección y la impugnación de éstas por expresidentes del PRI. Se vislumbra así el final de esta entidad – antes – hegemónica.

Como tal, llegará el momento en que el PRI sea irrelevante no solo para la ciudadanía, sino también innecesario como oposición y para el oficialismo. Morena permitirá que continúe en la vida pública del país mientras le siga sirviendo. 

Finalmente, su desaparición será el manifiesto de que la 4T logró la modificación del campo político, de las estructuras de poder y de haber sustituido definitivamente al bloque hegemónico.

POR MARLENE MIZRAHI 

COLABORADORA 

@MARLENEMIZRAHI 

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