COLUMNA INVITADA

El país del 88 por ciento

Pero necesitamos prestar más atención a los grandes cambios que están ocurriendo en nuestra región y el mundo. Es verdad. En ningún país la política exterior es un tema popular

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

México inicia hoy un nuevo capítulo de su historia. Felicidades a todas las candidatas y candidatos que resultaron vencedores en las elecciones de ayer.

Pero necesitamos prestar más atención a los grandes cambios que están ocurriendo en nuestra región y el mundo. Es verdad. En ningún país la política exterior es un tema popular. Las preocupaciones y aspiraciones de los votantes se relacionan con temas internos, como la seguridad, la economía, los impuestos y la salud. Normalmente, la política exterior no genera votos, aunque, en ciertas ocasiones, sí puede determinar un mal resultado, como seguramente teme Biden en este momento por la crisis en Gaza, o lo que en Estados Unidos ven como una crisis fronteriza. 

Pero México no es cualquier país. Tenemos una de las economías más abiertas del mundo. Según el Banco Mundial, el valor de nuestro comercio exterior, la suma del total de nuestras exportaciones e importaciones representó el 88 por ciento de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) en 2022. Es decir, la mayor parte de lo que producimos está directamente conectado con lo que importamos y exportamos. https://datos.bancomundial.org/indicator/NE.TRD.GNFS.ZS 

Este nivel de dependencia del comercio exterior es mucho menor para nuestros principales socios comerciales: Estados Unidos, 27 por ciento; China, 38 por ciento; Japón, 47 por ciento. También es más bajo para los países de nuestra región: Argentina, 31 por ciento; Brasil, 39 por ciento; Colombia, 48 por ciento. Chile, quien más se nos acerca, 75 por ciento. Las naciones europeas, particularmente las nórdicas, muestran porcentajes más altos, superiores al 90 por ciento, que se explican por su intenso comercio intrarregional.

Nuestra dependencia tan alta del comercio exterior muestra que hemos sido muy exitosos para exportar, pero no hemos sabido integrar grandes cadenas de valor a esas exportaciones dentro de nuestro territorio. Son muy pocas las pequeñas y medianas industrias conectadas a las empresas exportadoras. Nuestras exportaciones dependen directamente de las importaciones. Nuestro déficit comercial con China y otros países asiáticos es el reverso de la medalla de nuestro superávit con Estados Unidos.

Además de la dependencia de nuestro PIB con el comercio exterior, la inversión extranjera directa (IED) es una componente muy importante del mismo. En 2023, la IED sumó 35 mil millones de dólares, lo que representó 12 por ciento de la inversión total, y casi 15 por ciento de la inversión privada, o sea un porcentaje superior al 2.3 por ciento del PIB. Nuestra dependencia del exterior se acentúa con los 60 mil millones de dólares de remesas que recibió el país en 2023, equivalentes al 4.62 por ciento del PIB. Nuestra profunda vinculación con el mundo, y particularmente con Estados Unidos, se aprecia aún más por el hecho de que alrededor de 38 millones de mexicanos, 11 de ellos nacidos en México, o descendientes de mexicanos, viven en el país vecino. 

Por otra parte, nuestros retos más acuciantes, como las olas de migrantes irregulares, el crimen organizado, el tráfico ilegal de armas, la distribución del agua en la frontera norte, y el acelerado cambio climático requieren, en parte, de soluciones regionales o globales. El control efectivo de estos riesgos y amenazas depende de nuestra capacidad de negociación internacional. 

Al igual que el actual gobierno, el próximo estará obligado a cuidar a millones de mexicanos en el exterior, a atraer más y mejores inversiones que nos ayuden a crecer sin contaminar, a promover más exportaciones, a insertar mejor al país en la investigación de nuevas tecnologías, a promover más turismo y a alentar más cooperación regional e internacional. Deberá seguir promoviendo las mejores causas de la humanidad, como el desarme nuclear, la solución pacífica de los conflictos, la defensa de los derechos humanos y la lucha contra el cambio climático. 

Para México es vital mantener una activa y eficaz política exterior. Para lograrlo, requiere de una estrategia integral de política exterior, pero también de un cuerpo de profesionales altamente calificado, de un servicio exterior comprometido en encontrar nuevas oportunidades para el desarrollo del país, y servir con diligencia a los mexicanos en el exterior.  

Sin embargo, invertimos muy poco en nuestra política exterior. La proporción de recursos del presupuesto federal destinados a este rubro ronda el 0.15 por ciento, muy por debajo de lo que dedican países como Alemania (0.80); Argentina (0.21); Australia (1.30); Canadá (2.05); Colombia (0.46); Corea del Sur (0.50); España (0.41); Francia (1.20); Israel (0.50); India (0.20); Italia (0.40); Japón (0.70); Países Bajos (1.00); Noruega (1.20); Suecia (1.10); Sudáfrica (1.00), o Turquía (0,30). Solamente Brasil invierte un menor porcentaje de su presupuesto federal en su política exterior, 0.12. 

El Servicio Exterior Mexicano no ha crecido desde hace décadas. Actualmente cuenta con sólo 1066 profesionales (720 diplomáticos y 346 técnicos y administrativos), para atender 82 embajadas, 67 consulados (53 en EUA), 7 misiones ante organismos internacionales, y 3 Oficinas Especiales en el exterior. Contamos con menos personal diplomático que los países del G20, la OCDE y que países latinoamericanos como Argentina (1200), o Brasil (1500). El próximo gobierno debe mantener la defensa de los intereses del país y de los mexicanos en el exterior. Debe invertir mucho más en su Servicio Exterior.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS

PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY Y DIPLOMÁTICO DE CARRERA

 

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