COLUMNA INVITADA

Tormenta tropical Alberto, un ejemplo de resiliencia

Alberto también provocó inundaciones, deslizamientos de tierra en varias áreas y la pérdida de cuatro vidas humanas, destacando la necesidad de medidas preventivas para proteger a la población

OPINIÓN

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Tania Larios / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En los últimos meses, México ha enfrentado una serie de sequías que han afectado gravemente a diversas regiones del país. Esta situación puso en evidencia la necesidad de desarrollar estrategias efectivas para la gestión del agua y la preparación ante desastres naturales. El reciente paso del ciclón Alberto ha ofrecido una perspectiva única sobre cómo la naturaleza puede influir tanto positiva como negativamente en nuestras comunidades.

La tormenta tropical Alberto, que tocó tierra en el noreste de México, ha tenido varios efectos significativos. En Monterrey, la revitalización del río Santa Catarina es un claro ejemplo de los beneficios inesperados que un ciclón puede traer. Este río, que había estado seco durante años, volvió a fluir gracias a las lluvias intensas, otorgando un respiro para la ciudad y sus alrededores.

En Veracruz, el ciclón Alberto puso fin a una prolongada sequía que había afectado a la agricultura y el suministro de agua. Las lluvias intensas permitieron que las reservas de agua se recargaran, beneficiando a miles de familias y agricultores que dependían de estas fuentes.

Sin embargo, no todo ha sido positivo. Alberto también provocó inundaciones, deslizamientos de tierra en varias áreas y la pérdida de cuatro vidas humanas, destacando la necesidad de medidas preventivas para proteger a la población. Es crucial que los estados implementen sistemas de alerta temprana, mejoren la infraestructura de drenaje y establezcan planes de evacuación eficientes para minimizar el impacto de futuros desastres naturales.

La eliminación del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) dejó a México en una posición vulnerable frente a estos desastres. Es necesario y urgente crear un fondo similar que permita una respuesta rápida y eficaz ante emergencias naturales. Un fondo bien gestionado y transparente puede proporcionar los recursos necesarios para la recuperación y la reconstrucción, asegurando que las comunidades afectadas reciban el apoyo que necesitan de manera oportuna.

La resiliencia no solo implica recuperarse de un desastre, sino también aprender y adaptarse para enfrentar futuros desafíos. Los beneficios observados con el ciclón Alberto deben servir como un recordatorio de la importancia de estar preparados y contar con los recursos adecuados para mitigar los efectos de los desastres naturales. La creación de un nuevo fondo para desastres y la implementación de medidas de protección adecuadas son pasos cruciales para construir un México más fuerte y seguro.

Los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y devastadores, aumentando la frecuencia y severidad de fenómenos como las sequías y los ciclones. El aumento de las temperaturas globales y las alteraciones en los patrones de lluvia son factores que intensifican estos eventos. Por lo tanto, es fundamental que nuestra legislación y políticas públicas aborden tanto la mitigación de los desastres, como la adaptación al cambio climático. Esto incluye invertir en infraestructura, promover prácticas agrícolas sostenibles y fomentar el uso eficiente del agua.

Debemos aprovechar la experiencia reciente para reforzar nuestro compromiso con la protección de nuestra población, comunidades y el medio ambiente. Solo a través de la cooperación y la acción decidida podremos enfrentar los desafíos del futuro con determinación y esperanza. 

Por Tania Larios

Secretaria General del PRI CDMX y Diputada en la II Legislatura del Congreso de la Ciudad de México

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