MALOS MODOS

Un libro sobre los linchamientos

La larga escena con que arranca el libro es insoportable. En 2015, en Ajalpan

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La larga escena con que arranca el libro es insoportable. En 2015, en Ajalpan, un pueblo de algo más de 70 mil habitantes a no muchos kilómetros de la ciudad de Puebla, dos chicos universitarios que se ganaban la vida levantando encuestas, los hermanos Copado, fueron tomados por secuestradores y golpeados brutalmente por una multitud que terminó por quemar vivo a uno de ellos.

¿Hubo negligencia por parte de las policías? Sin duda, al punto de la complicidad. Lo de siempre, o casi siempre, pues. Sin embargo, la constante que más preocupa a Pablo Majluf, autor del libro “Pueblo bueno y sabio. Reflexiones sobre los linchamientos en México” (Aguilar), en circulación desde hace unas semanas, es lo que solo puede calificarse como una pulsión arraigadísima en –el término es mío, no suyo– el México profundo, que probablemente sea lo mismo que nuestro presidente llama “el pueblo bueno”: la pulsión de ejercer la “justicia” en la plaza pública, por supuesto sin juicio de por medio, tumultuariamente y con una violencia tan desaforada como la descrita en estas líneas. La pulsión linchadora.

El libro de Pablo es lo que promete: un acercamiento con mucho de ensayístico a la larga tradición linchadora de nuestro país, una costumbre reiterada, vieja de siglos, que se extiende a todo México (aunque es más frecuente en algunos territorios), no suficientemente explorada por los especialistas, si bien existe una bibliografía que Pablo comenta con precisión y agudeza, y que ha sido vista con una comprensión rayana a veces en lo celebratorio por demasiados políticos y funcionarios, el primero de ellos, justamente, el presidente López Obrador, siempre con una palabra amable para los llamados usos y costumbres.

Dicho lo anterior, “Pueblo bueno y sabio” es mucho más que un estudio sobre el linchamiento, como deja ver su título, mordaz y  esto es un elogio– políticamente incorrecto.

No es frecuente, en ningún país y desde luego no el nuestro, la bibliografía que se atreve a dudar del aparente axioma de la bondad intrínseca del pueblo, una petición de principio compartida a izquierdas y derechas y de aceptación casi universal, desde el puritanismo woke hasta el fascismo, y por supuesto desde todas las manifestaciones del nacionalismo hasta el populismo de izquierdas, como el que lleva un sexenio gobernándonos y varias décadas haciendo pedazos a Venezuela o Nicaragua (sobra aclararlo, cuando un líder dices que ya no se pertenece y que se ha hecho uno con el pueblo, lo que dice en realidad es que encarna la bondad absoluta).

Pablo, a partir de varios casos de linchamientos perpetrados en varios puntos de México, se atreve –de nuevo, con pulso ensayístico– a corroer esa certeza tan extendida, en un ejercicio de escepticismo siempre necesario, y ahora más que nunca. No se lo pierdan.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ