HIEL Y MIEL

Lo intolerable

Una derrota en el terreno que sea, en una persona o sociedad razonablemente madura

OPINIÓN

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Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Heraldo de México

Una derrota en el terreno que sea, en una persona o sociedad razonablemente madura, nunca debería ser procesada como intolerable. Para prueba tenemos simplemente la historia de la humanidad con sus innumerables vencedores y vencidos que han seguido adelante.

Como psicóloga siempre me emociona ese instinto de supervivencia o esa voluntad de hierro (mientras tenemos vida) que nos impulsa a evitar el dolor y sobreponernos a la pérdida. ¡Caray! Qué aguante tenemos los humanos. Y que no me vengan a decir que la inteligencia artificial será capaz de replicar la monumental hazaña de los sapiens que cuando nos sentimos destruidos nos aventuramos en una nueva batalla.

Por todo lo anterior es que admiro tanto a esos hombres y mujeres que frente a la adversidad han sido capaces de seguir adelante.

Unos cuantos meses después de haber comenzado la II Guerra Mundial, en 1940, y cuando los aliados casi veían todo perdido después de sufrir derrota tras derrota frente a los nazis, Winston Churchill dio un discurso ante el Parlamento del Reino Unido, un alegato histórico que se transmitió a toda la ciudadanía a través de la BBC.

Cito: “Solo puedo ofrecerles hoy sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas —sigo con Churchill— y muchos meses de lucha y sufrimiento para conseguir nuestro objetivo: la victoria, por largo y duro que sea el camino”.

Y así, con ánimo y esperanza el mundo entero se deshizo de una oprobiosa tiranía que apostaba por devorarlo. Hoy enfrentan las democracias amenazas graves a su existencia. El descrédito de los partidos políticos, el desgaste de las instituciones, las enormes desigualdades sociales y económicas y la polarización política que nos enfrenta a unos con otros, son un caldo de cultivo que demanda, de todos los ciudadanos que creemos en los derechos y las libertades, firmeza para combatir estas graves amenazas.

El desánimo y una falta de confianza generalizada añaden un ingrediente adicional al triunfo de las tiranías y los extremos políticos.

Europa en proceso de ultra derechización, Estados Unidos nuevamente al borde del trumpismo, América del Sur y Centroamérica salpicada por aquí y por allá de autoritarismos y populismos extremos, África y Asía con países en donde la falta de respeto a los derechos humanos convive (en algunas naciones y en el mejor de los casos) con un capitalismo exitoso y con regímenes de partidos únicos en donde la voz de las minorías no es escuchada.

Putin que se quiere comer a Ucrania y un Hamás y un Netanyahu sin límites, son las cerezas del pastel de este conflictivo siglo XXI.

En nuestro país las cosas tampoco van bien. El autoritarismo se ha venido disfrazando de una “democracia participativa” que le permite hacer reformas o destruir instituciones para que se oiga, según los autócratas “la voz del pueblo” (cualquier cosa que eso sea).

¿Servirá el darnos por vencidos ante tan formidables adversarios? Me temo que no. Sangre, sudor y lágrimas es lo que nos queda por delante.

POR TERE VALE

COLABORADORA

@TEREVALEMX

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