RUINAS DEL FUTURO

¿Hecho histórico o historia conocida?

Ella ganó; él ya se va (o, mejor dicho, se tendría que ir). Me detengo un minuto a pensar cómo rematar este apunte y me topo con una noticia cuyo titular es “AMLO le echa flores a Sheinbaum tras gira conjunta”

OPINIÓN

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Carlos Bravo Regidor / Ruinas del Futuro / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El paquete de reformas presentado el 5 de febrero pasado es agenda de López Obrador, no de Claudia Sheinbaum.

El presidente madrugó a su candidata al hacerlo público un día antes de que el equipo de Sheinbaum, coordinado por Juan Ramón de la Fuente, diera a conocer las propuestas recabadas en los más de cien foros y mesas de trabajo de los “Diálogos por la Transformación” que se venían llevando a cabo desde diciembre de 2023.

El balance de los Diálogos, por su propia naturaleza, daba cuenta de una relativa pluralidad, de que existían distintas opiniones y alternativas. Las iniciativas que el presidente envío a la Cámara de Diputados eran, en cambio, una decisión ya tomada.

Por un lado, un ejercicio en el que la campaña ponderaba puntos de vista cosechados a lo largo y ancho de todo el país; por el otro, un acto de poder consumado desde Palacio Nacional. El segundo se adelantó al primero y, al hacerlo, se lo comió. Inmersa como estaba en la dinámica electoral, y obligada por la promesa de continuidad que fue el eje de su candidatura, a Sheinbaum no le quedó de otra que “hacer suyo” el proyecto del compañero presidente.

¿Alguien recuerda a López Obrador declarando que, antes de mandarlas al Congreso, tuvo la deferencia de consultar sus reformas con la candidata? ¿O acaso el presidente salió a decir algo sobre cuán compatibles eran, en realidad, con las conclusiones de los Diálogos?

Por supuesto que no. Todo el trabajo de salvar cara, de minimizar las diferencias o tratar de hacerlas compatibles, ha corrido a cargo de Sheinbaum y su equipo. Andrés Manuel manda y Claudia… se tiene que adaptar.

Ninguna de las propuestas originales de Sheinbaum ha despertado un interés ni remotamente equivalente al que siguen despertando las propuestas de López Obrador que ella tuvo que incluir en su plataforma. ¿Es injusto? Sí. ¿Es inexplicable? No.

Una amplia mayoría de mexicanos y mexicanas eligió por primera vez a una mujer para la Presidencia de la República. Se rompió ese techo de cristal: es un hecho histórico.

Pero el varón al que le quedan menos de cuatro meses en el cargo insiste en imponerle sus prioridades, en marcarle el paso, en no replegarse para dejar que ella vaya ocupando el espacio que le corresponde. El hombre no suelta el control: es una historia conocida.

Es perfectamente factible que tengan coincidencias, llevan mucho tiempo caminando juntos. Ahora le toca a ella, sin embargo, hacerse cargo. ¿A título de qué vienen las declaraciones de López Obrador de que sus hijos “son libres si deciden seguir participando”, o de que “concluyo y solo atendería yo un llamado de mi presidenta, también, haciendo uso de mi derecho a disentir”?

Ella ganó; él ya se va (o, mejor dicho, se tendría que ir). Me detengo un minuto a pensar cómo rematar este apunte y me topo con una noticia cuyo titular es “AMLO le echa flores a Sheinbaum tras gira conjunta”. Pues eso: ¿y si en lugar de “echarle flores” mejor la deja trabajar?

POR CARLOS BRAVO REGIDOR

COLABORADOR

@CARLOSBRAVOREG

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