A las agrupaciones que posibilitaron las marchas de la Marea Rosa, les favorece el tiempo, el empuje y la necesidad ciudadana para la creación de un partido político nuevo. Sin embargo, hay una gran distancia entre ser un movimiento con miles de simpatizantes y convertirse en un partido capaz de traducir ese apoyo en votos.
El activismo político se organiza en torno a causas específicas. Eso marcó el comienzo de la Marea Rosa: una convocatoria masiva de ciudadanos que protestan en favor de la democracia.
Si bien su objeción al gobierno en el poder fue clara desde el inicio, la Marea Rosa se mantuvo como un movimiento apartidista hasta la última concentración del colectivo; donde admitió su identidad política opositora y favorable a los partidos del Frente Amplio por México: PAN, PRI y PRD.
Con epicentro en la Ciudad de México y réplica en las principales ciudades del país y otras del mundo, la Marea logró gran convocatoria.
Algo que le acerca a uno de los requisitos legales determinantes para conformar un partido político: celebración de asambleas en, por lo menos, 20 entidades o 200 distritos electorales y que en éstas participen, respectivamente, 3,000 o 300 afiliados. A pesar de ello, esto no significa que se haya logrado consolidar un sujeto político.
Sumado a que los líderes de la Marea Rosa descartaron la búsqueda de convertirla en partido, varias de las personas que acudieron a las concentraciones lo hicieron porque se trataba de un movimiento “autónomo”.
Pese a ello, los resultados electorales mostraron desamparo para quienes no apoyan el proyecto de la 4T; ni se identifican con los partidos tradicionales; ni tampoco con Movimiento Ciudadano y su asociada frivolidad. Además, los tiempos son favorables para que las organizaciones busquen su conformación como partido político, ya que la ley electoral lo permite cada seis años, después de las elecciones presidenciales.
Consciente de esta oportunidad, el Frente Cívico Nacional, uno de los colectivos integrantes de la Marea Rosa, convocó a una reunión el próximo 6 de julio y dijo que recorrerá el país para ver las condiciones y explorar la posibilidad de crear un nuevo partido (probablemente con emblema color rosa).
De acertar en ello, el partido emergente deberá tomar en cuenta algunos aspectos principales.
Entre ellos:
- Seguir defendiendo el sistema democrático y, por lo tanto, tener democracia interna para la toma de decisiones y designación de candidaturas.
- Mantenerse como oposición al gobierno actual.
- Distanciarse de los partidos tradicionales.
- La creación de un proyecto de país (una de las mayores faltas de la alianza opositora) y
- Contar con un centro intelectual, donde se diseñen políticas públicas para sus candidatos, de acuerdo con su plan de gobierno.
De lograrlo, el partido rosa podrá equilibrar con el guinda y ser protagonista en la revitalización de la democracia mexicana.
POR MARLENE MIZRAHI
COLABORADORA
@MARLENEMIZRAHI
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