MALOS MODOS

Palacio Nacional, día uno

El Doctor Patán estaba en el momento previo al sueño profundo, abandonado a unas ensoñaciones agradables

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Doctor Patán estaba en el momento previo al sueño profundo, abandonado a unas ensoñaciones agradables que incluían una casa en el bosque con todas las comodidades de la civilización, un whisky y un puro dominicano de gran calidad, cortesía de su amigo Luciano Pascoe, cuando una escena extrañamente perturbadora, aunque, de forma paradójica, llena también de esperanza y luz, se apoderó de su cabeza.

Día uno del Segundo Piso. La Compañera Presidenta Claudia (CPC) esquiva un piquete de la CNTE con sujetos que empuñan varillas y machetes, una protesta de madres buscadoras y un cinturón de puestos de suadero, deja el Zócalo a su espalda y entra a Palacio Nacional en compañía de su esposo, el compañero Jesús María. El equipaje es 100% austeridad republicana: algo de ropa, un recuerdo de su triunfo en Vietnam, la guitarra y las obras completas, dedicadas, del Quinto Presidente Más Popular del Mundo (QPMPDM).

No le son desconocidos esos pasillos. Los visitó mil veces durante el sexenio inmortal del QPMPDM, para reuniones de trabajo, en ese indesmayable pelear por el Pueblo Bueno, sin otra compañía que unos tamalitos de chipilín, tal vez un atolito, alguna vez con la visita fugaz de la Compañera Beatriz, poetísima.

–Martínez, qué gusto saludarlo. ¿Cómo está su esposa?

–Señora presidenta, es un honor. Muy bien, gracias a Dios. Si me acompaña, le enseño el área que le acondicionamos como residencia personal. Los entresijos del palacio la saludan con una diversidad asombrosa de rostros y colores, representación inmarcesible de la gloria histórica de esta patria rescatada por fin de la depredación conservadora. Aquí, un Zapata flamígero; allá, Morelos; acullá, el cabrón de Iturbide, ese pre neoliberal; poco más al fondo, un azteca con su obsidiana afilada en la mano. Martínez, prodigio del savoir faire cuatroteísta, le propone una cena ligera.

–¿Un molito, señora presidenta? ¿Doradas del AIFA? ¿Cecina de Cuatro Vientos? No le ofrezco gorditas de chicharrón porque se las acabó el Quinto Presidente Más Popular del Mundo. No sabe cómo le gustan.

–Gracias, Martínez. Que me hagan dos quesadillas, con poco quesillo, y agua de jamaica. Y ya se pueden ir a dormir. Mañana recogen. Vamos a tener mucho trabajo. Hay que agarrar fuerzas.

Las quesadillas resbalan bien. La vida es bella: “No hay mejor antesala de la gloria sexenal”, se dice la CPC. De pronto, se oyen pasos. Se acercan de a poquito, como si alguien persiguiera suavemente a una paloma. “¿Ya se dejó venir Solalinde? Es el primer día, no jodas”, se dice la heredera de la 4T. Es entonces que se deja oír esa voz tan conocida:

–Buenaj nochej. Espero que te haya gujtado tu departamento. Pedí que lo armaran enfrente del mío. Pero te dejo. Mañana tengo fildeo y macaneo.

¡Martínez! Que encarguen más gorditas.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

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