Tengo que reconocer que me llena de orgullo ser europea y ciudadana de Polonia, un país que pertenece a la Unión Europea. Se trata, pues, de una organización de integración regional que sigue encarnando lo mejor que existe hoy en un mundo dominado por conflictos y guerras.
Este 9 de mayo, día en el que recordaremos la declaración del ministro de Exteriores de Francia, Robert Schuman, que hace 74 años dio origen a la integración europea, escucharán seguramente muchos comentarios negativos sobre la UE. Algunos hablarán de sus debilidades institucionales y de sus incoherencias en temas como migración o guerras en Ucrania y en Gaza.
Otros mencionarán la derecha radical que existe en varios países europeos y las incertidumbres acerca de las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán entre 6 y 9 de junio.
Algunas de estas críticas están bien fundamentadas, sin duda. La construcción europea ha vivido varias crisis y es el resultado de la convivencia, a veces complicada, de los 27 países miembros que la forman. Sin embargo, a pesar de todas sus imperfecciones, para mí y para muchos que hemos vivido el comunismo soviético, la Unión Europea es, sobre todo, una organización que tuvo la capacidad de transformar los países que salieron del autoritarismo.
No es un tema menor, porque gracias a la UE se lograron consolidar democracia, derechos humanos y economía de mercado en al menos una decena de países europeos, aunque no sin problemas en algunos de ellos.
Por lo pronto, la celebración del Día de Europa coincide este año con el vigésimo aniversario de la ampliación de la Unión Europea a diez países, ocho de ellos postcomunistas. Se trata de Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania y Polonia. De acuerdo con el estudio del Instituto Económico Polaco, el PIB per cápita de estos ocho países que entraron en la UE en 2004 es hoy 27% más alto de lo que sería si hubieran permanecido fuera de la UE. En el caso de Polonia, este valor asciende incluso a 40%.
Los países de Europa Central han recibido unos 355 mil millones de euros a través de diferentes fondos europeos para transformar infraestructura, campo, ciudades y medioambiente. Asimismo, el acceso al mercado único con libre movimiento de bienes, personas, servicios y capitales permitió la llegada de inversiones extranjeras directas, cuyo valor acumulado aumentó 21 veces.
En los ocho ha aumentado también la calidad de vida, medida con indicadores como esperanza de vida, escolarización, ingreso per cápita. Por ejemplo, si el PIB per cápita de Polonia en 2004 era de unos 17 mil USD (PPP), recientemente subió a más de 35 mil USD.
En estos momentos marcados por la guerra de Rusia contra Ucrania, muchos se preguntan si la UE sigue teniendo la capacidad de transformar su entorno, ampliándose a nuevos miembros. Hoy hay una decena de interesados en sumarse, Ucrania y los países balcánicos, entre ellos. No responder a sus expectativas sería probablemente un grave error estratégico de la UE.
POR BEATA WOJNA
Profesora de Relaciones Internacionales Tecnológico de Monterrey
@BeataWojna
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