EL DEDO EN LA LLAGA

Calcinando el bienestar

¿Y Sembrando Vida? Ese programa social que este año da 6 mil 250 pesos mensuales a sus beneficiarios, no ha logrado acreditar una contribución real a la reforestación

OPINIÓN

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Adriana Delgado / El Dedo en la Llaga / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El diablo está en el infierno y en los detalles. Los incendios que iniciaron la semana hundiendo a Valle de Bravo en nubes de humo, mientras el fuego consumía cientos de hectáreas de bosques, también mostraron evidencias estremecedoras. En Monte Alto, los brigadistas encontraron un cuerpo atado y semicalcinado, que además de la violencia que lacera a la zona, también es muestra de que el desastre forestal pudo ser provocado.

Más detalles: la cercanía entre incendios no hace sentido con la casualidad, explica Alejandro Sánchez Vélez, titular de Probosque en el Edomex, y menos aún porque el de Monte Alto y el de Cualtenco se originaron en áreas naturales protegidas. Otra de las hipótesis sobre su intencionalidad es el crecimiento de la mancha urbana controlado por las mafias que hacen a un lado a los gobiernos municipales. 

Las autoridades, rebasadas. No sólo las responsables de la seguridad pública. La Comisión Nacional Forestal, responsable de prevenir y combatir incendios forestales, además del control de plagas, restauración de áreas degradadas, reforestación y el manejo sustentable de selvas y bosques, está prácticamente aniquilada. Su presupuesto se ha reducido dramáticamente en 65 por ciento, en 10 años. En 2014 era de 7 mil 628 millones de pesos, que ya eran muy insuficientes. Para el primer año de esta administración, 2019, fue de únicamente 2 mil 765 millones. Incluso en 2023, el año más crítico en cuanto a incendios forestales en lo que va del siglo, cuando se quemaron 1 millón 47 mil 493 hectáreas, los recursos de la Conafor no crecieron. Para este año, cuenta con 2 mil 672 millones de pesos y en las 18 semanas ya transcurridas se han registrado oficialmente 3 mil 517 incendios que han consumido 179 mil 849 hectáreas.

¿Y Sembrando Vida? Ese programa social que este año da 6 mil 250 pesos mensuales a sus beneficiarios, no ha logrado acreditar una contribución real a la reforestación del país y a aliviar los efectos del cambio climático. Desde su inicio, en estados como Campeche, Quintana Roo y Yucatán se volvió común ver zonas llenas de plántulas recién sembradas en medio de troncos carbonizados. Quitaron árboles maduros, sin aprovecharlos, para sembrar nuevos con el único propósito de recibir el subsidio. El método de roza, tumba y quema, comúnmente usado para preparar la tierra para sembrar, ocasiona incendios que terminan con resultados contrarios al propósito del reverdecimiento. 

La siembra de árboles frutales o maderables no nativos para cumplir con las reglas impuestas desde un escritorio, también termina afectando la vocación de los ecosistemas naturales. En entidades como Guerrero y Michoacán, está documentado que los beneficiarios son extorsionados por la delincuencia organizada para que entreguen el apoyo que reciben en cuanto llega el depósito. El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones mal ejecutadas... y en el infierno hay fuego, el de los incendios forestales.

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MÁS LLAGAS: Hablando de Sembrando Vida, ¿qué ha sucedido con la inversión de 100 millones de dólares que el ahora excanciller, Marcelo Ebrard, habría hecho desde 2019 para impulsar ese programa social en El Salvador, Honduras, Guatemala, Haití, Cuba y Belice? Hasta este momento, no hay informes de evaluación, resultados identificables ni rendición de cuentas sobre ese dinero que salió del presupuesto público mexicano.

POR ADRIANA DELGADO RUIZ

COLABORADORA

@AdriDelgadoRuiz

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