SINESTESIA

Saberse cuerpo (por un momento)

La exposición Vivir para siempre de Damien Hirst, en el Museo Jumex, orilla a pensar en la existencia del ser

OPINIÓN

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Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

“Toda su vida, el cuerpo es también un cuerpo muerto, el cuerpo de un muerto, de ese muerto que soy mientras vivo”, escribió Jean Luc Nancy en 1992. La cita, puesta ahí sobre las páginas de su libro Corpus, nunca habría encontrado mejor manifestación que en la exposición de Damien Hirst: Vivir para siempre (por un momento).

Antes de siquiera ingresar a la exhibición, el título mismo ya parece expresar esa contradicción tan peculiar que nos permite conjugar en un mismo cuerpo tanto la potencia de la vida como la inevitabilidad de la muerte. Sin embargo, a pesar de estimular intelectualmente, el recorrido de esta muestra artística parece más dedicada a agitar el cuerpo de quien la atraviesa. 

Las obras del artista inglés, expuestas por primera vez en México dentro del Museo Jumex, hacen al espectador consciente de su cuerpo de la misma forma en que un dolor de estómago nos hace conscientes de tenerlo.

Frente a las instalaciones y esculturas de Hirst, el espectador tiene la posibilidad de reconocer su cuerpo no solo como mero objeto de estudio para la ciencia y la medicina, sino como la carne que da lugar a la existencia, el centro por el que esta atraviesa. 

El cuerpo, en su estado más crudo y visceral, se convierte en el centro discursivo de la exposición y en lo más estimulado durante el trayecto (incluso más que el pensamiento). La exposición nos ubica ante lo grotesco, lo dislocado y lo frágil que puede ser el cuerpo, pero también ante el potencial y la belleza del mismo.

Ahí dentro, mientras los patrones y los colores vibrantes de mariposas muertas se ordenan para emular un vitral, animales conservados en formol obligan al espectador a confrontar la materialidad cruda, vulnerable y pasajera de la vida. Al final del día, la exposición permite al espectador vivir del cuerpo en lugar del intelecto (aunque solo sea por un momento).

POR TOMÁS LUJAMBIO

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