ENVÍO DIPLOMÁTICO

La necesaria diversificación de la acción internacional

La necesaria diversificación de nuestra política y presencia internacional requiere como primer paso la ampliación de nuestra red de representaciones diplomáticas, el crecimiento del número de integrantes del Servicio Exterior Mexicano

OPINIÓN

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David Nájera / Envío Diplomático / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las relaciones internacionales constituyen una dicotomía entre las circunstancias internas de cada nación y la realidad de su interacción externa. Los calendarios políticos internos pueden o no coincidir con la dinámica del escenario mundial y esto ocasiona, entre otros aspectos, el traslado de las tensiones de los países a condiciones internacionales.

Tal vez el único Estado que puede moverse a su ritmo y hacer del largo plazo un asunto centenario, sea hoy el Estado Vaticano. En la mayoría de las naciones los ritmos electorales marcan cambios en el actuar externo de los países.

Hay naciones de consistencia como para estructurar políticas exteriores de larga duración, como varios de los antiguos imperios europeos. Pero también podemos ver el fin repentino de ello, como fue el caso de la Unión Soviética.

Para el caso de los sistemas democráticos, el cambio de partido en el poder usualmente supone una revisión en sus políticas. Pero también hay factores que determinan la dimensión de esa revisión.

En gran medida ello corresponde a lo que Hans Morgenthau refirió como “los elementos del poder nacional” de una nación su geografía, su demografía, sus recursos naturales; ello en cuanto a factores materiales que tienden a ser constantes; en los inmateriales está la identidad nacional, la moral, la calidad de su diplomacia, de su gobierno y la opinión pública, entre otros y en los que un cambio radical de régimen, por ejemplo, puede transformarlos, como una revolución o un golpe de Estado.

Para México su vecindad geográfica es un determinante de su identidad y es, según las circunstancias, oportunidad o amenaza. En buena medida, el derrotero de nuestra política exterior se ilustra por la selección entre una de esas opciones por cada gobierno, con los matices del caso.

Ante esa fuerza gravitacional que se expresa en comercio, remesas, empleo, turismo, crimen organizado, migración ¿cómo plantearnos la diversificación de nuestra política exterior? Enunciado este, el de la diversificación, que aparece sexenio tras sexenio con resultados variopintos.

Y es que la percepción del peso de Estados Unidos en nuestra presencia internacional no es, por supuesto, exclusiva de lo que los mexicanos analicemos. Así nos ve también el resto del mundo que grafica sus intereses para con nosotros en la comparación con otros mercados, otros socios u otros destinos turísticos.

Por ello la idea misma de diversificación es sustantiva desde el principio como una forma de diferenciarnos con respecto a Estados Unidos. De hecho, me parece que, a nuestra asociación con ese país y el proceso de integración en la región, le sirve mucho más un México distinto y dinámico. Por ejemplo, tan sólo la difundida fortaleza de nuestra cultura es un factor de suyo sustantivo que fortalece a la región. 

Lo anterior nos lleva a evaluar que la diversificación va más allá de una métrica de dinero, toneladas o turistas. Son esos factores y muchos más de carácter simbólico los que estructuran la diversificación a partir de la presencia de México en el mundo.

Al destacar que la Diplomacia es un factor del Poder Nacional y observamos, por ejemplo, a países pobres con más de cien embajadas por pequeñas sean, como es el caso de Cuba, vemos en la práctica como, pese a que La Habana ha gestionado su acción internacional con unos cuantos grandes padrinos en los últimos 70 años, también entendió desde un principio que una presencia internacional era una estrategia sustantiva para su independencia, justo ante Estados Unidos.

O el poder diplomático brasileño en África que se traduce en votos para sus candidatos multilaterales y en mercados para sus productos. Su proyección deportiva va de la mano con su cultura y esa suma construye una imagen nación relevante.

La necesaria diversificación de nuestra política y presencia internacional requiere como primer paso la ampliación de nuestra red de representaciones diplomáticas, el crecimiento del número de integrantes del Servicio Exterior Mexicano y una estrategia consolidada de proyección de nuestros factores de Poder Nacional: nuestra cultura, la cooperación para el desarrollo, los valores de la convivencia. Lo demás, comercio, turismo, inversión llegará por añadidura de una manera obvia. Ser socios confiables y corresponsables es una acción de nuestra diplomacia.

POR DAVID NÁJERA
EMBAJADOR DE MÉXICO. PRESIDE LA ASOCIACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO

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