El rezago educativo en México se mide en millones de personas entre 15 y 29 años de edad que viven en pobreza y que no saben leer ni escribir.
Según los últimos datos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y de la organización Jóvenes con Trabajo Digno, 5.1 millones de jóvenes se encuentran fuera de la escuela, sin estudios universitarios y sin trabajo, de ellos, 79% son mujeres.
En lo que se refiere a trabajos precarios, resulta que hay 8.2 millones de jóvenes que ganan salarios insuficientes y que además no cuentan con seguro social. Además, 3.1 millones de los jóvenes que sí continúan en la escuela viven en hogares vulnerables en pobreza.
Según los datos del INEA, el total de mexicanos mayores de 15 años que no saben leer ni escribir es de 28 millones, es decir, 23% de la población nacional.
Estos datos son preocupantes, sobre todo ante una administración pública en la que nadie se hace responsable de esta población. Desde que inició el gobierno de Andrés Manuel López Obrador el sector educativo es incierto, pareciera que se están ocultando los datos de lo que en realidad pasa entre la población mexicana, sobre todo en términos educativos.
Medios nacionales han dado cuenta de los huecos que hay entorno a la educación de los mexicanos, por un lado, hay reportes de la falta de evaluación para los adultos del INEA, falta de capacitación constante para los profesores, o el rezago que enfrentan los estudiantes, aunado a la ineficiencia estructural de las escuelas, la falta de agua, y las pésimas condiciones de los sanitarios.
¿Y quién se supone que es el responsable?, pues la autoridad educativa, específicamente doña Leticia Ramírez Amaya, hasta cuesta trabajo recordar su nombre, pues no ha hecho nada desde que llegó al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP); pero cuando digo que no ha hecho nada, es que, de verdad, nada de nada.
Los eventos de la SEP dejaron de existir a partir de la llegada de esta mujer, que se ganó el mérito de liderar una de las dependencias federales más importantes de la nación, por el simple hecho de ser amiga del presidente. Pero ¿de qué sirve tener un cargo de esa envergadura si no sirves para nada?, que nos responda la secretaria.
Mientras eso sucede, seguiremos con cifras alarmantes que crecerán en tanto no se tomen acciones reales, que sirvan y que se apliquen, pues total, la administración que está ya se va, y lo que no le interesó antes, menos le interesará ahora que las elecciones presidenciales están en puerta y por las que muchos esperan que les caiga algún hueso.
Por ejemplo, tenemos alianzas entre PT, Morena, MC, Verde, PRD y hasta el PRI, o sea, todos van juntos de alguna manera, echando a un lado su dignidad con tal de no perder sus registros y ganarse algo, lo que sea, dentro de la administración pública, lamentable. Las convicciones de nuestros “políticos” han dejado de existir, así como el respeto por sus instituciones, nada que celebrar este 2 de junio, por mucho y que tengamos a una mujer presidenta.
POR KARINA ÁLVAREZ
FACEBOOK: @KARINAPERIODISMOSOCIAL
TWITTER: @KAFARK84
CORREO: K.ALVAREZ.ROSAS@GMAIL.COM
INSTAGRAM. KAFARK
PAL