COLUMNA INVITADA

Huesos de la discordia

Admiro a Cecilia Flores, su valor, su persistencia para localizar a su hijo, desaparecido hace casi una década. Una mujer que, a pesar del dolor, no se ha resignado al olvido

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Mi madre instruyó que los perros de la casa se sepultaran en el jardín de la casa. “El Tomás” está a los pies del capulín; los restos de “La Pelufí” nutren una granada; “Alexa” da vida a un joven limonero. En el Estado de México, no es extraño sepultar mascotas en jardines y terrenos. En la Ciudad de México, donde pocas casas tienen jardines, la clase media crema a sus mascotas, con un costo que va de los mil quinientos a los cinco mil pesos. La Facultad de Veterinaria de la UNAM ofrece este servicio, lo mismo que los crematorios públicos de animales de compañía en varias alcaldías.

No todas las mascotas tienen como destino ser fertilizantes de un jardín o una urna en la sala de la casa. En algunas ocasiones son arrojados a la basura o enterrados en lotes o terrenos baldíos para evitar plagas de ratas. Por estas prácticas, la afirmación de Ulises Lara, encargado de la Fiscalía capitalina, de que los restos óseos encontrados por la madre buscadora Cecilia Flores en la frontera de Iztapalapa y Tláhuac son de perro, es verosímil. 

También es verdad que México se ha convertido en un páramo de fosas clandestinas, destino final de miles de personas víctimas de una violencia criminal. Bajo tierra están los restos de mujeres y hombres secuestrados, levantados o desaparecidos que enlutan a miles de hogares. La Ciudad de México, desgraciadamente, por simple estadística, no puede ser la excepción.

Admiro a Cecilia Flores, su valor, su persistencia para localizar a su hijo, desaparecido hace casi una década. Una mujer que, a pesar del dolor, no se ha resignado al olvido. Ella y el resto de madres buscadoras realizan esta difícil labor en condiciones terribles.

Cecilia Flores tiene el reconocimiento de sus compañeras y el mío. Afirman que su trabajo ha servido para localizar más de 2 mil 500 cuerpos. 

Cecilia Flores afirma que los restos encontrados en la CDMX son humanos, pone su peso moral y experiencia como prueba. Ulises Lara declara que son de perro. Los análisis periciales deberían ser la última palabra. Congratularnos de que los restos denunciados en forma anónima a esta madre buscadora son de canes y agradecerle su trabajo. Por desgracia, esto no es así, la política canalla, el aire envenenado por la disputa del poder, convirtieron este tema en un asunto de “montajes fallidos”, de manipulación, de guerra sucia.

Algunos medios de comunicación, más que dar información, azuzan a las partes para que el odio crezca. La oposición obsesionada con ganar la capital, sin ningún pudor se monta en la  tragedia de los desaparecidos y medra con el dolor de las madres buscadoras; el gobierno en la lucha por la continuidad del poder cede a la tentación descalificadora. El grueso de la sociedad observamos estupefactos.

Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

La política es de bronce.

POR ONEL ORTIZ FRAGOSO

ANALISTA POLÍTICO

@ONELORTIZ

MAAZ