OMNIA

Tiempo de callar y de votar

Los millones de spots para votar por miles de candidatos llegaron a su fin

OPINIÓN

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Eduardo R. Huchim / Omnia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los millones de spots para votar por miles de candidatos llegaron a su fin. A partir de este jueves, todo mundo a callar y los candidatos a descansar (y los no candidatos también). Ya no se puede hablar en público de resultados de encuestas y tendencias del voto. Y no hace falta, ya todos (o casi todos) saben a quiénes favorecen los estudios de opinión y también que la única encuesta legal y definitiva es la del domingo 2 de junio.

Lo que sí se puede es llamar a votar. La democracia vive y se vigoriza cada vez que un ciudadano deposita su voto en la urna. No importa por quién se sufraga, lo importante es que se sufrague. A los abstencionistas hay que pedirles que su abstención, que también es una forma de votar, se haga en forma activa y no pasiva. Es decir, que vayan a la casilla y hagan lo necesario para anular su voto, pero que no se ausenten de las urnas.

Ahora que es tiempo de callar y estamos en “período de reflexión”, hay que pensar si es oportuno revisar, después del proceso electoral, la normativa actual en materia de elecciones. Por ejemplo: ¿por qué prohibir la difusión de las encuestas justo cuando más posibilidades hay de que las tendencias se acerquen a los resultados reales? ¿O por qué dejar abierta la posibilidad de que las autoridades locales impidan la venta de alcohol en la culminación del proceso electoral?

Esas y otras restricciones normativas tienen por denominador común el considerar al elector como un ser indefenso que necesita tutela. Se soslaya que, en realidad, millones de electores toman su decisión incluso antes de que comiencen las campañas y no en los días previos a la votación.

Y por otra parte, ¿por qué quitarle al ciudadano la posibilidad de comprar alcohol el día de la jornada electoral, cuando existe siempre la posibilidad de que quien quiera beber puede proveerse de sus bebidas previamente al día de la votación? Insistir en restricciones como las mencionadas es no entender la evolución del elector mexicano, quien -en mi opinión- cada vez es más consciente y exigente.

“Es mucha pieza”, diría un conocido político cuyo nombre no menciono para que esto no se interprete como propaganda en favor de alguien.

Tutelar con medidas así al votante mexicano me recuerda aquel chistorete del padre de familia que le dice a su vástago(a) adolescente:

-Hijo(a) es tiempo de que hablemos de sexo.

Y él o ella le responde:

-Claro, papá, ¿qué quieres saber?

Por otra parte, hay que pensar detenidamente en los riesgos que implican innovaciones como las urnas electrónicas, cuyo uso entusiasma a buena parte de la clase política y ha hallado en algunos consejeros electorales una promoción vigorosa, semejante a la de agentes de los fabricantes.

Antes de generalizar el uso de la urna electrónica, convendría preguntarles por qué han dado marcha atrás a su uso países como Finlandia, Alemania y Holanda.

Plus Online: Admisión de la derrota

El avance de la democracia exige no sólo la aplicación de la ley y el ajustarse a ella, sino un comportamiento ético y de elevado valor cívico de parte de los contendientes.

A ese ámbito pertenece la conducta de los candidatos que no alcanzan la victoria y salen a reconocer su derrota, convencidos de que en las democracias genuinas, una veces se gana y otras se pierde. Un ejemplo de urbanidad política lo dieron en 2018 el priista José Antonio Meade y el panista Ricardo Anaya, cuando la misma noche de la elección y sin esperar resultados oficiales, admitieron que el triunfador de la elección presidencial había sido Andrés Manuel López Obrador.

Más allá de filias y fobias, aquella fue una acción democrática que mereció reconocimiento y que, independientemente de quién se alce con la victoria, es deseable se vaya convirtiendo en práctica común en México.

Tips para votar: Dos de las tres candidaturas presidenciales y muchas otras locales en este próximo 2 de junio de 2024 son apoyadas por más de un partido, por lo cual los nombres de los postulados aparecen dos o más veces en la papeleta.

Lo más recomendable, en mi opinión, es que -una vez definida por cuál candidata o candidato se votará- se elija a uno de los partidos postulantes y se cruce el símbolo correspondiente.

Sin embargo, si el elector desea favorecer a dos o más partidos con su voto, podrá cruzar otros emblemas. Esto complica el escrutinio por parte de los funcionarios de las casillas, pero es aceptable y legal. En este caso, el sufragio cuenta como un voto para la candidata(o) favorecida(o) y se divide entre los partidos señalados por el votante.

Se precisa cuidar, cuando se cruzan dos o más emblemas, que los partidos favorecidos postulen al mismo aspirante porque si no es así, el voto se anulará.

POR EDUARDO R. HUCHIM

COLABORADOR

@EDUARDORHUCHIM

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