Llega a su fin la campaña por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y la mayoría de las encuestas de casas de prestigio coloca a Clara Brugada en una posición aventajada respecto a sus contendientes. Nada en la campaña ni en los debates logró desbancar a la candidata de Morena, el PT y el Partido Verde, a pesar de los intentos para desprestigiar a su persona y para desacreditar los avances en seguridad, movilidad y acceso a derechos ocurridos en los últimos cinco años y medio en la capital. A lo largo de tres meses de campaña, es clara la disyuntiva a la que de enfrenta la capital este 2 de junio.
En primer lugar, ha quedado en evidencia que la contienda por la Ciudad de México no puede reducirse a la disputa por la continuidad de un grupo político que ha gobernado la ciudad ininterrumpidamente desde que se elige al jefe o jefa de gobierno, como ha querido implicar la oposición. La potente fuerza social que llevó a Cuauhtémoc Cárdenas a ser el primer Jefe de Gobierno de la Ciudad, luego dio paso a los gobiernos de AMLO y de Marcelo Ebrard, gobiernos en donde se consolidaron derechos sociales de avanzada.
Pero esta continuidad se interrumpió en 2012, con la llegada al gobierno de Miguel Ángel Mancera, hoy candidato de la alianza del PRI, PAN y PRD. En este periodo, la vocación social de la ciudad se puso en entredicho, al tiempo que se deterioró la seguridad en la capital de una manera sin precedentes. Con la llegada de la 4T a la Ciudad de México en 2018 se logró retomar el rumbo de las luchas históricas que tienen su cuna en la capital. Es decir, la candidatura de Clara Brugada es una apuesta por continuar la recuperación de la ciudad y está respaldada por una trayectoria y un trabajo territorial siembre en favor del bien común.
En segundo lugar, a lo largo de las campañas se presentaron dos concepciones totalmente opuestos sobre la situación de la seguridad en la capital y la forma de enfrentar los retos que en este ámbito se . El candidato Santiago Taboada ha puesto énfasis fue en su trabajo como alcalde de Benito Juárez, comparando indicadores con Iztapalapa y atribuyendo un supuesto éxito a la estrategia denominada Blindar Benito Juárez.
A pesar del manejo a modo de las cifras, no hay evidencia de que la delegación Benito Juárez se haya comportado distinto al resto de la ciudad. Los datos duros son incontrovertibles. Desde 2019, todas las alcaldías, sin excepción, han visto una reducción dramática en la incidencia de delitos de alto impacto. Considerando solo la tasa de homicidio, la Ciudad de México pasó de ser la entidad número 15 entre las entidades con más eventos de este tipo en 2019, a la posición 24 en 2023. El mayor deterioro de la seguridad en la capital en épocas recientes se registró en el sexenio de 2012 a 2018, pues al final de dicho periodo, se registraban 4 homicidios dolosos diarios. De acuerdo con los datos más recientes, dicha cifra diaria se redujo a 2.4 en 2023.
Más aún, desde la perspectiva de la ciudadanía, la recuperación en los últimos cinco años es también indiscutible: a inicios de 2019, el 84% de la población decía sentirse insegura en la capital, mientras que el dato más reciente indica que dicho porcentaje ha bajado a 57%. Sin duda, los niveles de incidencia y percepción siguen representando un reto para la siguiente administración, pero es evidente que la estrategia que se ha aplicado en años recientes, basada en inteligencia, investigación y mejores condiciones laborales para la policía ha sido eficaz. La apuesta de Clara Brugada representa la profundización de dicho modelo, con un énfasis en la coordinación metropolitana, en las intervenciones de proximidad (que resultaron exitosas en Iztapalapa) y en la construcción de paz.
Finalmente, Clara Brugada ha logrado enmarcar lo que está en juego en esta elección, no solo como una disputa sobre cómo hacer políticas públicas, sino una definición sobre el rumbo de la ciudad en el largo plazo. La elección del 2 de junio representa la posibilidad de afrontar los nuevos retos que una ciudad como la capital enfrenta y enfrentará en el futuro, desde una perspectiva progresista, inclusiva y que ataque los orígenes de las desigualdades.
La campaña sirvió para aclarar la disyuntiva a la que se enfrentarán los electores el 2 de junio. Clara Brugada ha presentado como su mejor carta el plantear una utopía para los retos que la ciudad tiene enfrente: las consecuencias del cambio climático, las migraciones, el cambio demográfico y la creciente demanda de vivienda, por citar algunos. Y así como las Utopías de Iztapalapa, las soluciones no pueden pensarse solo como inversiones y rescate de espacios, sino como la constante expansión de derechos y libertades, ahí, en lo que antes estaba olvidado y era hostil, donde antes casi nadie imaginaba nada.
Irvin Rojas es integrante del Consejo Asesor del Plan de Gobierno. Profesor de economía del CIDE
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