En vísperas electorales, me veo obligada a mencionar la famosa frase: “Aquel que no conoce su propia historia, está condenado a repetirla”.
Ésa que citan historiadores y políticos, pero que no es autoría de Confucio, ni de Napoleón Bonaparte, sino del filósofo George Santayana.
Arroz! Al igual que hace seis años, la tirada es que un partido o alianza alcance por lo menos el 65% del padrón electoral para que nadie la haga de purrum… ni quieran insinuar anulación, manipulación o fraude. O sea urge salir a las urnas.
Además de en México, no hay segunda vuelta y tampoco hay un mínimo de votos para ganar una elección. Según el historiador mexicano Alejandro Rosas: “Aquí en nuestro país -medio- copiamos a los gringos porque nos gustó lo hacían. Aunque nunca entendimos bien cómo era el sistema democrático, republicano y federal.
Además, recordemos que veníamos de una tradición Monárquica de 300 años y quisieron cambiarlo a una república democrática de un día para otro, pues nos agarraron como venado lampareado!”.
Así es, las maniobras no fueron para nada sutiles. Según Antonio Garci Caricaturista y Escritor, algo que copiamos (en un origen) al modelo gringo fue la práctica de “tener un Presidente y un Vicepresidente que sólo podía llegar al poder, en caso de que el Presidente (por alguna razón de fuerza mayor), no pudiera seguir gobernando. Y resultó que esa razón de fuerza mayor, casi siempre era el vicepresidente!!!”.
En cambio en México, ni vicepresidentes se necesitaban para derrocar al poseedor de la banda presidencial. Con decirles que el único que completó su cuatrienio fue Don Guadalupe Victoria, el primer Preciso. Y Antonio Garci. Comenta: “Todos los demás presidentes resultaron menopáusicos, porque ninguno llegó a su periodo”.
Pero como ven, a los mexicanos siempre nos han gustado las elecciones cocinadas con mucho picante, algún ingrediente “secreto” y servidas “en caliente” o frías como la venganza.
Al parecer todo se torció en nuestra historia democrática a partir del segundo intento. Alejandro Rosas nos cuenta: “ En la segunda elección se presentan el liberal Guerrero y el representante de los conservadores, Gómez Pedraza. Los liberales (azuzados por el Embajador Poinsett), le aseguran a Guerrero que le -cometieron fraude-, terminando todo con un motín para la destitución de Gomez Pedraza”.
Es decir, esa segunda elección se decidió democráticamente a punta de pistola. Y de ai’ pal real. Luego, Antonio Garci nos platica: “Cuando Huerta huye, los revolucionarios se dividen, autonombrándose todos como -líderes de la Revolufia-, por lo que organizan una convención en Aguascalientes, donde Villa hace la única propuesta sensata: que los fusilen a Elia Carranza para que no vuelva a encenderse la lucha armada. Por supuesto que no lo pelaron”. Para cerrar, ya saben lo que se les desea a todos los amadas que lucraron con la tragedia en San Pedro Garza.
POR: FERNANDA TAPIA
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