COLUMNA INVITADA

Las heridas: testimonios de una época

Esas “heridas” son el nombre simbólico del conjunto de agravios y violencias que han lastimado el cuerpo social.

OPINIÓN

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Blanca Lilia Ibarra Cadena / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con todas las consecuencias que esa decisión implica, Felipe de la Mata Pizaña, magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, incursiona valiente y apasionadamente en las aguas procelosas de la literatura.

Lo hace con una novela ambiciosa que revela el largo recorrido de un devoto lector, analista político y testigo de algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia contemporánea de México.

El tiempo y los lectores ponderarán los alcances narrativos de su aventura. En mi caso no pretendo elaborar una crítica literaria sino recuperar algunas señales que el autor ha dejado a lo largo de la novela.

El título Las heridas podría interpretarse como una de esas señales. Esas “heridas” son el nombre simbólico del conjunto de agravios y violencias que han lastimado el cuerpo social. También se refiere a las personas que han sido víctimas en las  situaciones que se narran como estampas de un tiempo incierto y, paradójicamente, lleno de esperanza para cambiar la brújula política de México hacia el faro de la democracia.

De la Mata elige el género de la novela para desplegar un flujo narrativo y una interpretación personalísima sobre el México contemporáneo, que tuvo en las elecciones de 1988 uno de sus puntos de inflexión. Por esa razón, la novela a veces se mueve entre la crónica y el análisis sociopolítico, al tiempo que perfila con mano diestra a los dos personajes que en líneas paralelas trazan el mapa de sus vidas y del entorno político y social en el que vivieron.

Alfonso y Ubalda son los testigos de los momentos más dramáticos de la historia contemporánea del siglo XX de nuestro país: el terremoto de 1985, las devaluaciones del peso, las crisis económicas, la guerra sucia, el simbolismo de Ayotzinapa, el halconazo, entre otros más. Alfonso es el narrador de esta odisea y, sin duda, el alter ego del autor.

Es él quien nos presenta la historia de la agonizante Ubalda, una mujer que se incorporó a la guerrilla y, desde los avatares de esa militancia extrema, ofrece un crudo testimonio sobre el lado más oscuro del régimen político mexicano.

De la Mata y Alfonso son uno mismo. Alfonso narra aquello que De la Mata ha vivido y aquello que siente ha perdido. El autor y su personaje son un Odiseo tenaz que desea volver a su patria.

En esta catarata de símbolos y guiños, la novela funciona como vehículo para la metamorfosis de Felipe de la Mata: no solo Alfonso es su alter ego, también lo son Ubalda, Francisca, Cuauhtémoc Cárdenas, Alfonso es México. El pasado y sus historias, el pasado y las personas se apropian de De la Mata, no él de ellas. 

Un mérito es que el autor no busca fijar el canon histórico sobre lo que pasó, ni intenta configurar un discurso oficial sobre esos años porque su talante democrático y su biografía se lo impiden. 

Las heridas es la reivindicación de que cada generación tiene el derecho de interpretar el pasado, de subrayar los rasgos minimizados por otros y llamar la atención sobre nuevas aristas. La democracia también hace posible la disputa simbólica sobre la historia, abre la posibilidad de reinterpretar lo ya dicho, lo ya escrito, y de configurar nuevos significados.

La novela editada por Espasa del Grupo Editorial Planeta, no oculta sus pretensiones memorialistas y biográficas. Tampoco esconde el desasosiego que se acumuló en la conciencia del autor, tal y como lo dice en el prólogo, y que también se trasluce en algunas de las expresiones de Alfonso. El autor funge como testigo y actor de alguno de los acontecimientos políticos más importantes del último cuarto siglo.

Definitivamente la obra tiene fuelle, tanto por su extensión como por los acontecimientos que se narran y que constituyen el telón de fondo en el que corren las historias de Ubalda y de Alfonso. Enhorabuena, Felipe de la Mata, por tu valentía para escribir esta novela y por decir con toda libertad lo que en ella has plasmado.

POR BLANCA LILIA IBARRA CADENA

@BL_IBARRA

 COMISIONADA DEL INAI

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