AGENDA LEVANTINA

De averías y cabos sueltos

La muerte de Raisi no supone el fin del sistema político iraní, el inicio de una revolución para derrocar al régimen ni altera la ecuación regional

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

En los últimos días destacaron en titulares de prensa: 1) el accidente de helicóptero en el que murieron 8 funcionarios de Irán, entre ellos el presidente de la República, Ebrahim Raisi, y su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian; 2) la solicitud del fiscal del Tribunal Penal Internacional, Karim Khan, para emitir órdenes de arresto, por crímenes de guerra y contra la humanidad, contra, por un lado, el premier israelí Benjamin Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant; y por el otro, tres de los líderes más destacados del grupo Hamas. 

Los primeros están acusados de exterminar deliberadamente y matar de hambre a la población civil de Gaza; contra miembros de Hamas se blande la misma acusación de exterminio, así como de violencia sexual y toma de rehenes.

La muerte de Raisi no supone el fin del sistema político iraní ni el inicio de una revolución para derrocar al régimen; tampoco altera radicalmente la ecuación regional. La maquinaria del poder en Irán está perfectamente aceitada y hay un Presidente interino a la espera de la elección, el próximo mes, del sucesor en el cargo. 

Por su parte, Netanyahu y Gallant están a salvo de ser arrestados, a menos que pisen el territorio de un país signatario del Estatuto de Roma que otorga a la corte sus poderes jurisdiccionales. Y persiste la interrogante de saber qué autoridad civil, de seguridad y administrativa sustituirá a los miembros de Hamas, y cómo se reintegrarán entre 40 mil y 50 mil de sus funcionarios a una administración que será necesario reformar. 

Sin embargo, las dos noticias no son menores y comportan riesgos. Por un lado, la desaparición del gran represor, Raisi, genera incertidumbre, pues parecía predestinado un día a la dignidad de "Guía Supremo", en el lugar del actual (y muy envejecido) Jamenei. Por otro lado, la declaración de Khan ha dañado aún más la posición internacional de Israel y la legitimidad de su guerra contra Gaza. 

En más de siete meses de destrucción y genocidio, el grupo islamista Hamas sigue en pie y, además,coordinándose con el Hezbolá en la frontera libanesa-israelí. En efecto, el Hezbolá, aliado de Irán, ha recuperado la iniciativa militar en el frente sur. 

En la fase de la guerra que comenzó con la entrada del Ejército israelí en la ciudad Rafah, al sur de Gaza, el grupo político-militar chiita está utilizando drones armados y nuevos misiles, en respuesta a los ataques israelíes contra territorio libanés. 

La empresa expansionista-racista de Israel persiste como rasgo estructural, más allá de la decisión de una instancia internacional contra sus ministros. Eso, junto con la debilidad de los Estados vecinos y la escasa popularidad de sus gobiernos, hace temer escenarios como combates prolongados conducentes a una guerra de desgaste, sino una confrontación regional generalizada. 

POR MARTA TAWIL

INVESTIGADORA DE EL COLMEX

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