DIPLONOTAS

México, amigo de (algunos) espías

Si alguien piensa que el país va a hacer algo sobre el espionaje ruso, está en un error. No hará nada…

OPINIÓN

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Beata Wojna / Diplonotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Detección y neutralización de actividades de espionaje y sabotaje llevadas a cabo por servicios de inteligencia extranjeros es uno de los componentes esenciales para la gestión de la seguridad nacional. Aunque es difícil tener estadísticas completas al respecto, la mayoría de los países en el mundo tienen desarrollados servicios de inteligencia y contrainteligencia que sirven para prevenir posibles acciones malignas planeadas por otros Estados o actores. Pero México, cuya prioridad es la inteligencia relacionada con el narcotráfico y crimen organizado, resulta un país con una estrategia incomprensible.

Por una parte, las autoridades mexicanas le han dado acceso prácticamente libre a diferentes servicios de espionaje, destacando el notable crecimiento del espionaje ruso reciente. Por la otra, el actual gobierno de México, sobre la base de la Ley de Seguridad Nacional, ha buscado restringir los movimientos de los agentes procedentes de Estados Unidos, el principal socio de México en todos los ámbitos, incluida la lucha contra narcotráfico.

En el caso de Rusia, la Cancillería mexicana ha aplicado la política de “las puertas abiertas” a los rusos que bajo el escudo de la Embajada de la Federación Rusia están fortaleciendo sus redes de espionaje. Pero a Estados Unidos se les ha dificultado la obtención de las acreditaciones para agentes de la DEA, tal como lo señaló a comienzos de mayo Anne Milgram, directora de la agencia estadounidense antidrogas.

La seguridad nacional y la inteligencia son temas con los que no se debe jugar. En algún momento pensé que el actual gobierno, con tal de darle una lección a los estadounidenses, decidió abrirse a los rusos. Pero hoy considero que esto es parte de una realidad mucho más compleja y peligrosa. No se trata solo de simpatías o antipatías de algunos representantes del gobierno mexicano, o de una percepción mexicana diferente sobre amenazas. Es también la falta de capacidades institucionales, humanas y presupuestarias para abordar asuntos de inteligencia de forma completa.

Por eso, si alguien piensa que México va a hacer algo sobre el espionaje ruso, está en un error. No hará nada, a no ser que llegue una presión desde los Estados Unidos para tratar este tema, tal como el gobierno estadounidense presionó a México después de los atentados a la Torres Gemelas en 2001 para la cooperación en la lucha contra el terrorismo. Esto sin embargo no ocurrirá pronto, dado que hay otros temas más relevantes como migración y fentanilo en las relaciones bilaterales. Además, en aquellos tiempos hubo una voluntad política que no existe hoy. Eso no significa obviamente que el tema del espionaje ruso queda desatendido. No me queda la más mínima duda de que, a pesar de las restricciones en acreditaciones de sus agentes, Estados Unidos ha encontrado la forma de monitorear los cambios en el panorama del espionaje extranjero en México, realizando la contrainteligencia desde aquí, ya que México no quiere o no puede hacerlo.

POR BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES TECNOLÓGICO DE MONTERREY

@BEATAWOJNA 

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