SINESTESIA

Control mediático en la era digital

Aplicaciones como TikTok se han convertido en elemento de desestabilización mediática de la narrativa estadounidense al mostrar la cruda realidad

OPINIÓN

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Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En marzo, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que busca prohibir TikTok en las tiendas de aplicaciones del país. La justificación oficial argumenta que la aplicación china representa una amenaza para la seguridad nacional por propagar desin-
formación y vulnerar la privacidad de sus usuarios.

Sin embargo, más que un intento por garantizar la seguridad cibernética de sus ciudadanos, la prohibición de TikTok parece una estrategia para recuperar el poder mediático perdido en la era digital y recobrar el control sobre la opinión pública en momentos de suma polarización ideológica.

Lejos de ser observadores neutrales y objetivos de la realidad, el lingüista Noam Chomsky argumenta que los medios de comunicación dominantes suelen participar activamente para moldear la opinión pública en favor de los intereses políticos y económicos de aquellos en el poder.

Sin embargo, mientras los medios dominantes en Estados Unidos de hoy en día justifican la matanza de niños y mujeres inocentes en Gaza bajo el supuesto de que forman parte de Hamas y califican las manifestaciones estudiantiles de antisemitas y violentas, redes sociales como TikTok desestabilizan la narrativa dictada por el país al mostrar la cruda realidad que se asoma fuera del marco de la cámara norteamericana.

En realidad, la amenaza que representa TikTok para Estados Unidos no es meramente cibernética, sino mediática. Es decir, lo que le aterra al supuesto defensor de la democracia no es que China viole la privacidad digital o propague desinformación, sino que su aplicación termine por quitarles el control sobre la vigilancia y la narrativa global. 

Mientras el escepticismo en torno a los medios dominantes crece, la reacción del gobierno estadounidense contra los manifestantes estudiantiles pone en evidencia que cuando el poder norteamericano ya no puede controlar la opinión de su ciudadanía, su último recurso es ejercer violencia sobre ella.

POR TOMÁS LUJAMBIO

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