CUERPO Y ALMA

Mujeres y política: otro eclipse

Como todas las formas de violencia de género, se trata de un fenómeno progresivo y en escalada, que responde al contexto machista normalizador de agresiones en un terreno considerado tradicionalmente “de hombres”

OPINIÓN

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María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Bertha Gisela Gaytán es el nombre más reciente de un drama añejo: violencia política de género. Fue, durante un día, candidata a la alcaldía de Celaya; la mataron en su arranque de campaña, cuando concluía un recorrido a plena luz de un día en que no se ocultó el Sol y mientras su brigada todavía ondeaba las banderas de Morena, el partido que representaba.

No es la única en lo que va del año. Dos activistas trans fueron asesinadas durante enero: Samantha Carolina Gomes Fonseca, pre candidata del mismo partido en la Ciudad de México, y Miriam Nohemí Ríos Ríos, de Movimiento Ciudadano en Jacona, Michoacán. ¿La política es una actividad de alto riesgo? ¿Tendríamos que alarmarnos hasta que se consuma la pérdida de vidas?

Como todas las formas de violencia de género, se trata de un fenómeno progresivo y en escalada, que responde al contexto machista normalizador de agresiones en un terreno considerado tradicionalmente “de hombres”. Aún en tiempo de mujeres, abrirse 

paso en la escena pública es complejo, tanto que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral registró en promedio una queja por violencia política de género al día, según reportó la semana pasada El Heraldo de México.

El 88 por ciento de los reportes refieren agresiones simbólicas a través de redes sociales, donde se ha vuelto un negocio millonario contratar a bots para desprestigiar, calumniar y atacar al adversario en la boleta. Es un terreno indispensable en el mapa electoral y se da por hecho que habrá hate como parte del juego.

Desde luego, las mujeres no son las únicas víctimas, aunque en su caso se activa el agravante de género transversal a la dimensión física, psicológica, simbólica, sexual, patrimonial, económica y feminicida. Gisela Gaytán, candidata en el estado que ocupa el primer lugar en homicidio con corte a febrero de 2024, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, había solicitado protección; ella sabía que estaba en riesgo, pero no fue escuchada a tiempo.

¿Habrá justicia en su caso, el de Samantha o el de Miriam? ¿Las grandes compañías de redes sociales pondrán por fin la seguridad antes que el negocio? No están desconectados ambos niveles y tampoco basta un marco jurídico sólido para impedir la violencia política de género. Sin ejemplar combate a la impunidad, compromiso social y visibilización mediática la política seguirá siendo una actividad de alto riesgo que, en pleno tiempo de mujeres, las eclipsa hasta apagarlas.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA

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