DESDE AFUERA

México-Ecuador: sólo pierde la diplomacia

AMLO señaló a la cadena CBS que dice lo que piensa. Pero las palabras tienen consecuencias y, mientras sea mandatario, no habla a nombre propio, sino a nombre de la nación

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Fue una tontería bajo cualquier forma de medir. Una situación en la que no hay ganadores y los únicos perdedores son la diplomacia y el Derecho Internacional.

La violenta entrada de policías ecuatorianos a la Embajada de México en Quito, con maltrato físico incluido al encargado de negocios mexicano, para detener al exvicepresidente Jorge Glas, fue una barbaridad contraria al derecho y usos internacionales desde la época en que el conquistador mongol Gengis Kan destruía literalmente a imperios o gobiernos que se atrevieran a lastimar a sus enviados diplomáticos.

Y de entrada, puso a los ecuatorianos contra la pared: violaron un precepto que ni los nazis se atrevieron a romper y la inmensa mayoría de las revoluciones han respetado.

La explicación posterior de que la embajada mexicana había dado asilo a delincuentes acusados de corrupción fue casi tan mala, o quizá peor, porque una canciller, una persona presuntamente versada en Derecho Internacional, o con acceso a expertos, trató de justificar una barbaridad.

Pero fue también la culminación de una serie de desencuentros y errores, con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador como actor importante.

En una reciente entrevista con la cadena CBS, AMLO señaló que dice lo que piensa. Pero las palabras tienen, o pueden tener consecuencias, sobre todo porque en su caso, mientras sea mandatario, no habla sólo a nombre propio, sino a nombre de la nación; más aún, debe ver por las conveniencias del país completo, no de sus gustos personales.

En Ecuador encontró un Presidente con necesidades políticas propias. El 21 de abril habrá en ese país un referendo sobre reformas legales y constitucionales. Serán 11 preguntas, y 10 de ellas relacionadas con temas de seguridad y justicia. Para el mandatario, Daniel Noboa, es importante lograr esa aprobación, y es muy probable que cumpla su objetivo.

Peor aún, gran parte del actual problema de violencia en Ecuador está vinculada al narcotráfico y especialmente con pandillas locales ligadas, sin embargo, con el Cártel de Sinaloa.

La combinación es perfecta. Por un lado, ante la población, los mexicanos pueden ser vinculados con la violencia a nivel de calle; por otro, los medios de comunicación ecuatorianos ya comenzaron a enfatizar la cantidad de exfuncionarios del exilado expresidente Rafael Correa, que han recibido asilo político de México. Varios de ellos acusados de corruptelas. 

Durante la Mañanera, la semana pasada, AMLO hizo una relación de la campaña electoral que finalmente ganó Noboa en la que sólo le faltó denunciarlo por nombre y como espurio.

No pregunte, por favor, su opinión de los procesos electorales en Venezuela, o en Nicaragua. Noboa es anatema para la izquierda ecuatoriana y por extensión para la latinoamericana. Pero, según los ecuatorianos, es legítimo. Su problema.

Pero su respuesta fue tan torpe que ni siquiera los gobiernos de derecha de la región pueden apoyarlo, aunque no estén de acuerdo con López Obrador. 

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS 

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM            

@CARRENOJOSE

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