COLUMNA INVITADA

Pongámosle un alto a a violencia

El actual proceso electoral no está exento de violencia. Pero, ¿de dónde viene?

OPINIÓN

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Leonor Gómez Otegui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

El actual proceso electoral no está exento de violencia. Pero, ¿de dónde viene?, ¿quién la ejerce?, ¿con qué fines?. En días recientes, por ejemplo, apareció una "campaña negra" en calles de la Cuauhtémoc para atacar a Caty Monreal, aspirante a esa Alcaldía.

Se trata de una abierta expresión de violencia política y violencia política de género, cuya autoría se desconoce. Si bien será la autoridad electoral la que indague los hechos, vale la pena preguntarnos ¿quién monta una campaña de esa naturaleza, con total impunidad, a plena luz del día?

En Celaya, por otra parte, el homicidio de Gisela Gaytán, candidata a la Alcaldía de ese Municipio, debiera generar indignación general y no sesgos políticos, como ocurrió en algunos espacios de debate público. La violencia criminal debe condenarse en todas sus expresiones y la autoridad judicial, perseguir y llevar ante un juez a los responsables para recibir sentencia.

No debe haber claroscuros en ese contexto. Hoy fue una candidata de Morena, pero mañana puede ser cualquier persona que aspire a un cargo de representación popular. En ambos casos, tristemente, han sido mujeres el centro de la violencia ejercida.

¿A qué le tienen miedo quienes, al amparo de la ilegalidad, han actuado para socavar el potencial de estas candidatas?, ¿bajo qué estructuras de poder se ocultan?, ¿quienes les permiten actuar con esa impunidad y cobardía? Son muchas las preguntas que surgen ante actos deleznables como éstos, pero lo cierto es que, como sociedad debemos poner un alto a todas y cada una de esas expresiones de violencia.

Y es que si bien existen protocolos para actuar y prevenir actos de violencia política y violencia política de género; partidos, equipos de campaña y hasta candidatos y candidatas, ejercen violencia frente a sus pares. Cuando se pierde el debate y se acaban los argumentos, decían los clásicos griegos, el insulto y la violencia se convierten en las armas de los perdedores.

La violencia electoral, la violencia política y la violencia criminal nos acechan todos los días. ¿De verdad nos hemos acostumbrado a ello?, ¿hemos normalizado un ambiente tan enrarecido? Quienes hoy aspiramos a un cargo de representación, contrario a lo que se cree, vivimos el actual proceso electoral con zozobra.

Sabemos lo que viven las familias mexicanas. En la Cuauhtémoc, por ejemplo, hay colonias donde los índices de inseguridad son de los más altos. Hacer campaña en zonas como éstas es en suma complejo. Pero el ciudadano de a pie, el que exige soluciones ante las problemáticas comunes, no es responsable de esto.

La responsabilidad es de quienes han lucrado con posiciones, programas y todo tipo de prebendas, para ejercer el poder a su antojo.

En lo que va de este proceso electoral han sido asesinadas más de 60 personas, entre aspirantes a algún cargo, familiares y líderes sociales. Y de manera alarmante, los ataques contras la mujeres que participan en política, han ido a la alza en los últimos años, principalmente en el ámbito municipal.

Por ello es fundamental entender que esos actos que culminan en el atentado contra la vida de una candidata, muchas veces inician con pequeñas acciones de violencia como la que cito en el caso de la "contra propaganda" desplegada en la Alcaldía Cuauhtémoc. El llamado es hoy a las mujeres y hombres de todos partidos.

A las autoridades (incluidas las electorales). A la sociedad en general. Las mujeres tenemos derecho a participar en la actividad política, puesto que es un derecho consagrado en la Constitución. Participemos con ideas, con propuestas que permitan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. La violencia, en cualquiera de sus expresiones, debe erradicarse desde cualquier espacio público.

Pongámosle un alto, todas y todos.

POR LEONOR GÓMEZ OTEGUI

COLABORADORA

MAAZ