COLUMNA INVITADA

Esta tierra es mía

Me veo obligado a iniciar este texto con un aclaración que, aunque sea obvia

OPINIÓN

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Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Aunque soy sólo un hombre
cuando estás a mi lado
Con la ayuda de Dios
Sé que puedo ser fuerte
Para hacer de esta tierra nuestro hogar
Si debo pelear, pelearé
Para hacer nuestra esta tierra
Hasta que muera, esta tierra es mía.”
The Exodus Song, Andy Williams

Me veo obligado a iniciar este texto con un aclaración que, aunque sea obvia, es, tristemente necesaria en una época en que una misma persona, en un completo absurdo digno de cualquier obra de Inonesco, puede ser acusada al mismo tiempo y por todos los frentes posibles de misógina, homofóbica, racista, clasista, conservadora, antiderechos, imperialista, provida, terraplanista, progre… y la lista puede seguir y seguir.

Dicho esto, va la aclaración. Condenar los ataques terroristas a Israel, ocurridos en octubre del año pasado, no te convierte en un sionista. Apoyar el derecho a la libertad y a la dignidad del pueblo palestino, no significa que simpatices con Hamás o cualquier grupo islámico extremista.

Reprobar el genocidio y desplazamiento de palestinos no te hace un antisemita. Sin embargo, el sesgo de confirmación y el pensamiento fincado en absolutos de muchas personas, independientemente del grupo étnico en el que se reconozcan, el credo que practiquen o el espectro ideológico con el que se identifiquen, les impide apelar al sentido común.

La realidad es la siguiente: Israel está cometiendo un genocidio y tiene el claro objetivo de borrar a Palestina del mapa. El actual Estado de Israel, encabezado por Benjamín Netanyahu, no es otra cosa que una réplica de sus némesis en la región. Son igual de extremistas, radicales y fanáticos, grupos como Hamás y Hezbolá, como lo es el primer ministro israelí, su gobierno y los grupos ultras que lo apoyan.

El asesinato de un grupo de ayuda humanitaria que viajaba en un convoy, perteneciente a la organización World Central Kitchen, ocurrido a principios de esta semana, se suma a la larga lista de atrocidades que la ofensiva israelí ha cometido en Gaza, un territorio que hoy se encuentra prácticamente bajo los escombros, con una población asediada y generaciones de palestinos con la vida truncada; arrinconados y condenados a una existencia de miseria, violencia y dolor.

Lo que sucede hoy en Palestina no tiene justificación alguna y el hecho de que la diplomacia y los esfuerzos, si es que los hay, de la comunidad internacional no logren cambiar un ápice el rumbo de los acontecimientos y hacer que el Estado de Israel entre en razón, es sintomático del mundo de caos en el que vivimos.

La estrategia de exterminio que ha emprendido Israel está dinamitando las posibilidades de una solución pacífica al conflicto: está claro, no habrá dos estados, los palestinos se tienen que ir, y los mismos grupos de colonos judíos que se han instalado en territorio palestino desde hace décadas así lo han dicho.

En una entrevista reciente para la BBC, Daniella Weiss, del Movimiento de Colonos de Israel dijo, palabras más, palabras menos, que quienes tiene derecho a permanecer en el actual territorio de Palestina son los judíos y nadie más.

Los palestinos pueden irse a Canadá, a África, porque es muy grande, estoy citando textual sus palabras, y eso se logrará porque el sionismo lo fomentará. Y todavía tiene el descaro de afirmar que un “buen palestino” (what ever that means) quiere irse de ese infierno.

No importa si la persona en cuestión quiere quedarse en su país, Palestina, este grupo radical de judíos ya ha decidido el destino de miles de personas, pues porque sí. Esta visión es compartida por el grupo político que actualmente gobierna Israel, claro está que no todo el pueblo hebreo comparte esta postura.

Cito esta entrevista porque refleja mucho el sinsentido que impera en esa región de Medio Oriente y que está arraigado en una mixtura muy compleja de fundamentalismo religioso, idiosincrasia, identidad nacional y étnica, entre otros.

Esta columna abre con un verso del tema The Exodus Song de Andy Williams que fue parte del soundtrack de la película Exodus de Otto Preminger, y que narra la creación del actual Estado de Israel. Creo que no hay mucho que desentrañar, empezando por el título mismo de la canción, respecto a cuál es la postura de amplios sectores del pueblo hebreo sobre ese territorio, que dicho sea de paso, también comparten los de enfrente, pero en el sentido opuesto.

Es una pena que nuestro tiempo viva bajo la sombra del fanatismo, la cerrazón, la falta de apertura y el radicalismo. Deseo de verdad que Palestina e Israel puedan conciliar algún día y que entiendan que son más las cosas que los unen que las que los diferencian.

Quizá es un deseo ingenuo, pero no hace daño a nadie.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS

COLABORADOR

@JGARCIABEJOS

MAAZ