VIDA LENTA

El agua de Valle

Llevo casi toda mi vida entre lagos, aprendí a nadar en el lago de teques con mi abuelo

OPINIÓN

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Ariadna Fuentes / Vida Lenta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Llevo casi toda mi vida entre lagos, aprendí a nadar en el lago de teques con mi abuelo y después mis papás se enamoraron de Valle de Bravo. Más allá de ser una casa de fin de semana, para mí se volvió mi hogar, el lugar donde crecí y un espacio donde he vivido los mejores momentos de mi vida.

Hace poco regresé y vi la presa casi vacía, ya sabía del tema, mi papá es de los principales defensores de esta causa y durante mucho tiempo decidí ignorar lo que estaba pasando. Estaba viviendo lejos, muy desapegada de un lugar que significó tanto para mi. Leía las noticias, incluso mi papá ha dado unas cuantas entrevistas tratando de llamar la atención sobre un tema que todos ignoran, y aunque no tengas casa en Valle de Bravo, nos afecta a todos.

En los problemas medioambientales, existen muchas causas y también muchas soluciones que se tienen que poner en marcha paralelamente para generar resultados. El problema de la escasez de agua en la presa de valle de bravo, es una combinación de falta de mantenimiento, deforestación, entubado de ríos y canales para propiedades privadas, falta de lluvia provocado por el fenómeno de El Niño y del cambio climático, aumento de temperaturas que evapora el agua y una extracción excesiva por parte del sistema de agua Cutzamala.

Al final, todos aquellos que no tienen interés alguno por Valle, pueden decir, “es una presa, que fue construida para abastecer a la zona metropolitana de la Ciudad de México, que cumpla su función”, y sí, pero la falta de agua de Valle de Bravo solo es otro ejemplo de lo mucho que el privilegio nos nubla la visión.

Me encantaría que todos los amigos que tengo, que fueron miles de veces a esquiar, nadar, velear o dar la vuelta en su lancha, se sintieran preocupados, alarmados e indignados por la situación. El problema como siempre, es que nos da pena ser seres políticos que se quejan y que exigen.

Es mucho más fácil ser político de café, dejar perder las cosas y terminar la conversación con un: “Esta terrible, ni que hacer”. En esa zona encuentras las propiedades de las personas con mayor ingreso per cápita del país. Personas que hoy en día ocupan puestos significativos en el gobierno, que son directores de empresas privadas que pueden exigir resultados. Personas que pueden y que deciden no hacer nada al respecto.

No es un tema político, no es falta de comunicación entre los niveles de gobierno. Es un problema administrativo y de gobernanza. Los encargados que elegimos no están dando el ancho para solucionar un problema que viene desde hace bastantes años.

No estamos midiendo el impacto social y económico que tiene esto, no sólo es la depreciación de las propiedades, si no todas las personas que dependen económicamente de este lago, el desempleo y un posible aumento de inseguridad en la zona derivado de la misma situación. Y les aseguro que mis predicciones son muy simplistas, en comparación con la realidad de todas las consecuencias.

Es un problema de apatía y de ignorancia; de ignorancia no por falta de conocimiento, conocimiento hay, pero estamos decidiendo ignorar. Eso para mí, duele más. Nos incomoda demasiado aceptar que tenemos una crisis, nos incomoda el activismo, nos incomoda ver lo que está pasando porque nos saca de nuestra burbuja de privilegio. Nos incomoda saber que nuestra existencia y nuestros hábitos sí tienen un impacto en el mundo.

El agua de Valle de Bravo se está acabando y me entristece saber que el lugar donde pase de los mejores momentos de mi vida, mis hijos probablemente no lo van a disfrutar. Este artículo es mi granito de arena para hacerlos reflexionar. Espero que el privilegio les deje de nublar la empatía, que se dejen incomodar y que por fin alcen la voz por todo eso que verdaderamente les importa. Al final es lo que mejor me ha enseñado mi papá.

POR ARIADNA FUENTES

COLABORADORA

@ariadnafuug

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