COLUMNA INVITADA

El segmento de la orfandad

Ha transcurrido un mes desde que iniciara formalmente la campaña presidencial

OPINIÓN

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Cecilia Romero / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ha transcurrido un mes desde que iniciara formalmente la campaña presidencial. Las encuestas que se han levantado arrojan números y porcentajes que difieren significativamente entre unas y otras.

Quienes tenemos interés en seguir el acontecer político, cambiamos de ánimo según la encuesta del día, dependiendo de si nuestra candidata crece o no, si los números se cierran o si la distancia se hace mayor entre las dos punteras.

Se han hecho diversos análisis sobre las razones detrás de resultados tan dispares. No cabe duda de que una encuesta es la fotografía de un momento específico, marcado por un evento de campaña, un discurso, una entrevista. Las empresas encuestadoras, su prestigio, y la metodología que aplican al hacer la encuesta marcan también la diferencia.

Desgraciadamente no se ha desterrado la práctica del ‘cuchareo’, término utilizado para expresar la intervención artificial para favorecer a la candidata favorita de la empresa encuestadora. Esto resta credibilidad al ejercicio y desprestigia la labor de las casas encuestadoras.

Por otro lado, llama la atención el alto número de electores que son abordados por las encuestadoras y se niegan a responder. Esto por un lado dificulta su labor, ya que se debe conseguir quién responda para completar la muestra, retrasa la obtención de respuestas, y puede incluso distorsionar los resultados.

Mucho se ha hablado de que la razón por la que tantas personas se niegan a responder una encuesta es que les da miedo hablar por temor a tener represalias. Desgraciadamente ha surtido efecto el temor infundido desde la campaña del gobierno, de que el no favorecer a la candidata del presidente traería como resultado la pérdida de los programas sociales.

Ante un panorama tan complejo y confuso, Gabriel González Molina, en su libro “Switchers S2, el segmento de la orfandad” nos presenta al electorado dividido en dos segmentos perfectamente definidos: 21% está definitivamente a favor del presidente, y nada ni nadie lo hará cambiar. Por el contrario, 23% está en contra de él, y no cambiará por nada.

Entre uno y otro polo existe el mayor porcentaje de electores potenciales, que él denomina ‘switchers’, que a su vez se dividen en dos segmentos. Los switchers1, 21%, están decepcionados del gobierno, pero tal vez volverían a votar por su candidata. Los switchers2, 35%, también están decepcionados, y no se sienten atraídos por la candidata del gobierno, pero tampoco por la de la oposición.

Los switchers2 son ‘el segmento de la orfandad’; se sienten abandonados por este gobierno que ha sido indiferente ante sus aspiraciones. Son mexicanos que valoran el trabajo y lo que desean son oportunidades para encontrarlo, mantenerlo y desarrollar sus capacidades.

El segmento de la orfandad definirá la elección. Quienes tenemos claridad en nuestra opción debemos afrontar el reto de convencerlos.

POR CECILIA ROMERO CASTILLO

COLABORADORA

@ceciliaromeroc

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