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Al interior de universidades de EU se han abocado a la construcción de modelos que arrojan luz sobre resultados comiciales

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los modelos para predecir resultados electorales han capturado la atención de analistas, consultores e investigadores. Es entendible y natural la intención de sistematizar y reducir la asimetría de información en un entorno político complejo. Al interior de las universidades estadounidenses se han abocado a la construcción de modelos que arrojen luz sobre posibles resultados comiciales.

El primero en ganar preeminencia fue Ray Fair de la Universidad de Yale, que gracias a un modelo que empezó a desarrollar en los setenta predijo con certeza la victoria de Bush frente a Dukakis en 1988, cuando el demócrata disfrutaba de una abultada ventaja en las encuestas.

Pero fracasó rotundamente en 1992 al no anticipar la cómoda victoria de Bill Clinton. Las encuestas al inicio de las campañas revelan un cúmulo de información que es valorado por los estrategas, pero tienen poco valor predictivo: en las 12 elecciones presidenciales estadounidenses desde 1948, de acuerdo con Gallup, la cual ha ido al frente de las preferencias a principios del verano ha ganado sólo siete de doce elecciones.

Los modelos, a diferencia de las encuestas, que intentan pronosticar el resultado de una elección, pueden tener éxito ya que las variables que tienen incidencia en la orientación del voto de los ciudadanos se establecen mucho antes de que inicie el proceso electoral. Las variables de mayor peso son: el desempeño general de la economía (los electores votan su bolsillo), la incumbencia (aprobación) y su desempeño para generar empleos y combatir la inseguridad (en el caso de México).

La incumbencia y el desempeño gubernamental han sido relevantes para predecir el resultado de elecciones. Un presidente con 70% de aprobación tiene buenas oportunidades de que su partido se pueda reelegir. La identificación partidista es el factor central en las decisiones de votación individuales.

En México, la mayoría de los votantes se identifican con Morena, es decir, se ha llevado a cabo una realineación electoral. Todavía es posible atemperar el embate obradorista, si de manera firme, se acoge la bandera de la seguridad, que el electorado mexicano ubica como el flagelo perenne que nos aflige.

Los electores emiten su voto de acuerdo con la evaluación que realizan del gobierno saliente y las expectativas que tienen del que puede llegar en dos rubros: el combate a la inseguridad y el manejo de la economía (en estos tiempos hay que incorporar la crisis sanitaria y el desmantelamiento del sector salud).

En la CDMX habría que sumar a la narrativa la movilidad y la seguridad en el transporte público. Los ejes en torno a los cuales los electores deci- dirán su voto no serán muy diferentes a las dos elecciones anteriores. La seguridad, la generación de empleo y la política social enfocada a mujeres será la clave del éxito.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

CONSULTOR

@AECHEGARAY1

MAAZ