COLUMNA INVITADA

La creación de monstruos en los medios

Químico, graduado y científico fueron algunas de las palabras utilizadas por los medios de comunicación

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Químico, graduado y científico fueron algunas de las palabras utilizadas por los medios de comunicación para describir al feminicida de Iztacalco, vinculado con al menos otros seis feminicidios, sin incluir el caso que provocó su detención. Rápidamente, se convirtió en el asesino serial del momento para la sociedad mexicana, un personaje creado por los medios de comunicación y las redes sociales.

Algunos incluso le apodaron “El Dahmer mexicano”, en referencia a Jeffrey Dahmer, el asesino serial estadounidense que mató a 17 hombres entre 1978 y 1991. Esto se debe a que, al igual que con Dahmer, en la investigación del feminicida encontraron restos óseos de otras personas. Es ridículo hacer esas comparaciones; solo sirven para generar nombres, calificativos y, a partir de ellos, personajes. 

Detrás del caso hay muchas preguntas, curiosidades y una sed de morbo, eso es cierto. La razón por la que siempre se menciona la formación académica del sujeto parece ser porque busca generar un efecto de “shock” en la población, diciéndole: “Miren, era alguien normal, destacado e inteligente, tenía un trabajo y, en realidad, era un asesino serial”. Entonces se produce la transformación hacia lo anormal. Michel Foucault nos afirma que toda sociedad necesita a sus anormales.

Los medios de comunicación tienen un alcance masivo y una capacidad de moldear opiniones que utilizan para crear a los monstruos modernos. La tarea de informar no es suficiente; se debe conformar la figura del criminal de una forma casi literaria. La fascinación por lo macabro y lo incomprensible lleva a que ciertos criminales sean convertidos en personajes fuera de lo común, casi como si fueran parte de una ficción donde cabe la realidad de sus actos.

Si bien los actos de asesinato serial son estadísticamente raros, las condiciones que permiten la emergencia de tales figuras son comunes. La sociedad, los medios y las instituciones que existen para resolver el problema juegan un papel fundamental en crear dichas condiciones.

Los medios, al destacar y casi enaltecer la inteligencia o cualidades personales de estos individuos, no hacen más que alimentar un tipo de curiosidad que va más allá del simple interés noticioso; pueden inspirar a otros a buscar esa misma notoriedad. Sus acciones se convierten en modelos para unos pocos. 

El mal llamado “Dahmer mexicano” (es un feminicida) se ha convertido en objeto de espectáculo, uno que termina por eclipsar preguntas que verdaderamente buscan responder a las problemáticas de los feminicidios.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

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