COLUMNA INVITADA

Islas Marías [II]

Apolonio se le veía feliz, alegre, pues recibió la noticia de las autoridades de la Isla María

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Apolonio se le veía feliz, alegre, pues recibió la noticia de las autoridades de la Isla María; su esposa e hijos llegarían a vivir con él, esperaba impaciente la llegada del buque Zacatecas de la Armada Nacional donde arribaría su familia, ya contaba con un trabajo en a la isla, donde existía, un hospital, escuela, tienda e iglesia, canchas deportivas, era un pequeño pueblo.

El doctor Sergio García Ramírez, acucioso investigador del sistema penitenciario en México, señala en el libro Los Personajes del Cautiverio- Prisiones, Prisioneros y Custodios. Secretaría de Gobernación 1996, “En la Isla María Madre y especialmente en su capital administrativa, Puerto Balleto, se ha querido emprender un experimento de convivencia familiar que tiene ventajas importantes”.

Agrega el autor del Fin de Lecumberri, “Es el sitio menos adecuado para la vida de una familia: Los “libres” se convierten en presos. Pero el punto puede ser contemplado desde otro ángulo, exactamente al revés: el preso se hace “libre” merced al esfuerzo receptivo de sus familiares, que resuelven instalar su vida en el corazón de una colonia penal. No podría haber mayor y mejor trabajo de redención”.

Mientras tanto, la Madre Conchita, era recibida por el director del penal quien le expresaba, “Abadesa, está usted en su casa. Le dejo con Salomé, la señorita “cristera”, para que ella viva con usted…un poco desconcertada por estas atenciones…invité a Salomé a poner en orden las pocas cosas que llevábamos, limpiando de paso nuestro cuarto”.

El 8 de noviembre de 1928, Concepción Acevedo de la Llata, es condenada a 20 años de prisión por el delito homicidio calificado “en virtud de no podérsele aplicar la pena de muerte”.

En sus memorias citadas, Una mártir de México, la madre Conchita, nos narra algunas cosas curiosas del penal de María Madre, llegó el 14 de mayo de 1929 a bordo del navío Washington perteneciente a una naviera particular; algunos de los presos eran instalados en una especie de hotel llamado “La Bombilla”-ironía, nombre del restaurante donde fue asesinado Obregón-; en la isla existía una zapatería, herrería, imprenta, sastrería; una estación de radio bajo el nombre “las rocas de la reina” y  el único medio de transporte era la carreta la “Chispa” jalada por una mula.

A lo largo de su existencia como presidio, surgieron leyendas, películas -Islas Marías, protagonizada por Pedro Infante y Rosaura Revueltas; Cadena Perpetua de Arturo Ripstein bajo el argumento de Mauricio Magdaleno y Emilio Fernández con la actuación de Pedro Armendáriz Jr, Ernesto Gómez Cruz, Ana Ofelia Murguía, entre otros actores, canciones, historias, libros, canciones, entre otros materiales.

Don Armando Jiménez, nos dice en su libro Dichos y Refranes de la Picardía Mexicana, acerca de la expresión ¡Ai´viene el barco! Grito que se escucha en la cárcel al aproximarse algún pariente de un recluso que le lleva comida o ropa para que la pase mejor. Se originó en la Islas Marías, al acercarse el navío que periódicamente transporta, entre otras cosas, cartas y paquetes enviados por los familiares de los presos.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ