Parecería tratarse de una broma de mal gusto. De una burla insólita propia de gente ignorante y supersticiosa. Vino a mi memoria la famosa novela de José Luis Martín Vigil: “Cierto olor a podrido”, en donde su autor, sin miedo a descubrir el origen del olor a podredumbre, ahonda en busca de las verdaderas causas de descomposición social que delatan el fétido hedor que percibimos.
Sabemos que existen todo tipo de prácticas perversas y cultos de procedencia obscura. Sin embargo, nunca habíamos visto semejante descaro involucrando al partido en el poder. Menos aún, algo tan burdo con dedicatoria de nombre y apellido dirigida al Presidente de la República.
¿En qué cabeza cabe imprimir camisetas de apoyo a López Obrador con la imagen de la santa muerte, si no a quienes están involucrados en prácticas de mala muerte? Además de ser publicada este lunes la camiseta en la primera plana de “Reforma”, Morena tuvo el descaro de exhibirla en su página oficial. Peor aún, mientras surgían los reclamos en las redes sociales por el contenido de la cuenta oficial del partido, López Obrador pidió respeto a las creencias personales de los adoradores de la también llamada “señora de las sombras”.
No existe ninguna santa ligada con la muerte que merezca respeto. Lo que sí existe es el demonio disfrazado enarbolando la cultura de la muerte. El diablo atizando la violencia, promoviendo el odio, la venganza, el miedo y la división. La obscura figura de la camiseta —ligada al narcotráfico— se detecta en las fosas clandestinas repletas de cuerpos destrozados, en los asesinatos con que nos amanecemos todos los días y, muy especialmente, en los abortos promovidos con dolo y con engaño en el seno de sus propias madres.
Estos, aunque no sean contabilizados, son muertes también. El compadrazgo de la “señora de las sombras” con el Presidente y su partido es la causa de fondo del olor pestilente de un sexenio salpicado de muerte y bañado de sangre.
Otro síntoma que denota podredumbre es la mentira. Esa capacidad sistemática del Presidente y su candidata de mentir con magistral cinismo y soltura, acompañada de un cortejo de vicios como es el engaño, la hipocresía, la falsedad, la astucia, la trampa y la simulación. No en vano el demonio es mentiroso desde el principio y padre de la mentira.
Es así como el Presidente y su candidata insisten en que no hay violencia. Según ellos, se trata de inventos, de escenarios montados por los enemigos neoliberales de la 4T que se oponen a su proyecto de nación, proyecto descubierto finalmente en su conjura con la cultura de la muerte.
Ante estos hechos, la Conferencia del Episcopado Mexicano, midiendo cada palabra para no incurrir en sanciones por intervenir en política partidista, lanzó un urgente llamado a la paz y al rechazo de la violencia, haciendo ver su profunda preocupación “ante la intensificación de la violencia y la obscuridad que amenaza nuestro caminar, reiterando su compromiso de trabajar por la construcción de una sociedad más justa solidaria y pacífica”.
Los obispos de México manifiestan su gran preocupación por la implementación de la cultura de la muerte y de la “narcocultura” que, a través de redes sociales, difunde imágenes violentas y cultos distorsionados como el de la santa muerte, auspiciados por el partido en el poder. “El contenido dañino de estos mensajes –afirman los obispos— distorsionan los valores fundamentales que nos han caracterizado como nación y erosionan el tejido social”.
La Iglesia de México alza la voz enérgicamente para denunciar la glorificación de la violencia y hace un llamado a los mexicanos de todos los sectores de la sociedad, católicos o no, a unirse al rechazo de estas prácticas destructivas, para recuperar el México que queremos para nuestros hijos, ese México que nos hace sentir orgullosos de nuestra patria… “el México que ha sido conocido por expresar los valores de fe, familia, convivencia, tradiciones, gastronomía, música, poesía, pintura, arte y sitios maravillosos para compartir con el mundo”.
Una ola de oración ha venido surgiendo entre los mexicanos de buen olfato que detectan el olor a podrido. Nuestra Madre Santa María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive —único Señor al que debemos adorar—es la Mujer que aplasta con su pie la cabeza de la serpiente para librarnos del mal.
No podemos caer en la desesperanza, ella nos prometió su protección. “Cuánto más obscura es la noche, más debemos abrir el corazón a la luz que viene de lo alto”, nos recuerda el Papa Francisco.
Al demonio se le vence con la oración. A morena se le aniquila con la votación. ¡Sal a votar el 2 de junio!
POR PAZ FERNÁNDEZ CUETO
COLABORADORA
EEZ