TECHOS DE CRISTAL

Narrativa femenina y García Márquez

El inicio del viaje emocional, sexual y existencial de Ana Magdalena Bach apunta el reflector a una conversación que no puede ser olvidada

OPINIÓN

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María Milo / Techos de Cristal / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

A casi tres semanas de la publicación de En agosto nos vemos el debate en torno a la calidad literaria de la obra ha inundado el panorama cultural y literario. Pero más allá de comparar con sus creaciones anteriores o emitir un juicio sobre su lanzamiento, la narrativa desarrollada alrededor de un personaje femenino y su despertar sexual abre paso para crear conversaciones en torno al lugar desde el que se cuenta a las mujeres.

En La ridícula idea de no volver a verte, donde Rosa Montero narra sus experiencias y las de Marie Curie bajo un contexto personal y profesional, la autora afirma que “nuestra identidad también es ficticia, puesto que se basa en la memoria”. De ahí la importancia de la literatura y la cultura colectiva en la que nos sumergimos y desde la cual nos nombramos.

Virginia Woolf mantuvo siempre una postura negativa y crítica respecto a los personajes femeninos en la literatura masculina. En Una habitación propia atribuye el error al hecho de que se les definiera por su relación con los personajes masculinos, y a la limitación de carácter propio y auténtico debido a los roles y expectativas impuestas por la sociedad patriarcal.

La literatura es una extensión y representación de lo humano. Es una herramienta imprescindible para medir el cambio, porque en ella se refleja la transformación de ideas y costumbres a través de la historia. En la diversidad de sus narrativas influye el contexto histórico en el que las escritoras han sido minoría, pero también el canon exclusivo escrito por unos cuantos que se ha tomado como universal para entender y definir las experiencias femeninas.

Por lo tanto, la elaboración fallida de un personaje femenino no tiene siempre que ver con el sexo del autor, sino con el nivel en que su perspectiva está condicionada. Puesto que sus experiencias, creencias y sensibilidades se ven reflejadas en sus personajes, el error recae en el rango de movimiento de su mirada.

Aunque no existe un patrón y hay autores masculinos que han creado representaciones de personajes femeninos profundos y complejos, es importante sumergirse en la cultura bajo una perspectiva de género. Solo así se puede evitar caer en reflexiones superficiales y estereotipadas no solo de los personajes ficticios, sino de nosotros mismos. Como escribe Rebeca Solnit: “Lo que carece de categorización puede escapar por completo a la detección”.

Se trata de un camino de ida y vuelta entre las creaciones literarias de los hombres y las mujeres y la influencia que estos discursos tienen sobre la formación de sus lectores. Es un círculo que ahuyenta el silencio cada vez más, y donde debe haber un intercambio interminable de experiencias y voces; un diálogo que por muchos años había sido solo un susurro.

Por María Milo
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