LA ENCERRONA

Lograr justicia

México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil de acuerdo a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE, 20219); en el 2021

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Los niños sí lloramos” Salvador Cacho

Debo iniciar con una estadística brutal: México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil de acuerdo a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE, 20219); en el 2021, tiempos de emergencia sanitaria, se incrementó más del 110 % el consumo de pornografía infantil en nuestro país; en el mundo el 50 por ciento de los infantes de entre 2 y 17 años sufre algún tipo de violencia cada año, mismo periodo que en Latinoamérica el 54 % de la niñez sufrió algún tipo de abuso emocional, físico o sexual; en nuestro país 5.4 millones de niñas, niños o adolescentes sufrieron abuso sexual, el 60 % fue perpetrado en el hogar y el 74 por ciento de los perpetradores pertenecen al primer círculo familiar o es consanguíneo de la víctima. 

Sin embargo no hablamos de números, todas estas cifras pertenecen a personas, a niñas y niños violentados, generalmente, por alguien en quien ellos confían e incluso les tenían especial cariño, situación que agrava in extremis estos actos ruines y deleznables.

Fue el caso de Salvador, quien en su infancia fue abusado sexualmente en repetidas ocasiones por su tío, destrozando su confianza y viviendo un infierno en cada reunión familiar donde el pederasta Fernando “N” estaba presente. Durante años esta cruenta historia se repitió y después de acompañamiento adecuado, profesional y familiar, ya como adulto, Salvador rompió el silencio.

A través de sus redes sociales y acompañado de su abuela, madre y hermana, emprendió el camino hacia la justicia. Su lucha llegó a la Cámara de Diputados y al Senado de la República, escuchado por legisladoras y encontrando empatía ha seguido el derrotero de las leyes mexicanas. Sin embargo, esta no llega.

El 13 de abril, Fernando “N” fue detenido y trasladado al reclusorio oriente por agentes de la Policía de Investigación, adscritos a la Fiscalía de Mandamientos Judiciales de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX, tan solo unos días después fue puesto en libertad, pues el juez Júpiter López determinó que con 200 mil pesos de fianza y no acercarse a la víctima es más que suficiente.

Lo anterior representa una derrota para México, para sus infancias, para Salvador, para el estado derecho, para la procuración e impartición de justicia. En este país, parece que ese término, justicia, se ha olvidado, ese principio de equidad e imparcialidad de trato hacia los individuos simplemente no existe aquí, mucho menos la aplicación de las leyes en la constante búsqueda del bien común. No es casualidad que ante esto, solo exista el 0.1 % de denuncias ante el abuso sexual infantil. La desconfianza institucional es tal, que también las esperanzas se ven menguadas.

La problemática de violencia en contra la niñez es muy seria, cotidiana y real en nuestro país. Lastimosamente también lo es la falta de justicia. En México parece que las instituciones y leyes favorecen al victimario y no a la víctima. Por este motivo, la lucha emprendida por Salvador tiene doble valentía y estoicismo. Es urgente y de vital importancia regenerar el estado de derecho, que las leyes sirvan para proteger a la ciudadanía y que la justicia llegue para todas y todos sin distingo alguno. Esto no termina aquí…  

POR ADRIANA SARUR

COLABORADORA

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM    

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