A FUEGO LENTO

Crímenes e impunidad, de Iztapalapa a Tamaulipas

El asesinato de 30 candidatos y la aparición de un asesino serial en la CDMX, ejemplos de que algo estamos haciendo mal como sociedad. Lo peor es que la violencia y la polarización se promueven desde el poder

OPINIÓN

·
Alfredo González / A Fuego Lento / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La aparición de un asesino serial en la CDMX, un niño que intentó quitarle la vida a su exnovia, en Iztapalapa, y la muerte de al menos 30 candidatos son el reflejo de una sociedad en la que se ha normalizado y tolerado de violencia desde el poder.

No hay políticas públicas encaminadas a atender los problemas mentales, además de que el sistema de impartición y procuración de justicia quedó rebasado en el ámbito de la política, en las calles y entre la sociedad.

Algo muy malo estamos haciendo todos. Esos crímenes tienen que sacudirnos, porque nuestro entorno se hace cada vez más hostil y salvaje.

Pero no hay que dejar de decir que mucha de esa hostilidad es solapada y hasta propiciada en las esferas del poder.

Hoy, de cara a las elecciones del 2 de junio, los bandos rivales se declararon la guerra y a la menor provocación, en el mejor de los casos, disparan balas de odio, acusaciones sin sustento, diatribas y expedientes judiciales.

Se levantó la veda. Estamos en temporada de guerra, en la que los políticos prendieron ventiladores que salpicaron de lodo a todo aquel que pase por enfrente.

La paradoja es que ellos mismos viven en carne propia lo que no han sabido gestionar ni castigar con la ley en la mano.

A las conductas de sujetos inadaptados socialmente, como el asesino serial o el muchacho que intentó matar a su exnovia, hay que agregar los asesinatos de candidatos en este proceso electoral.

Con el homicidio de Noé Ramos, que buscaba la reelección en El Mante, Tamaulipas, y el de Alberto Antonio García, candidato a una alcaldía en Oaxaca, llegó a 30 el número de candidatos asesinados.

Algunos dirán que es muy forzado intentar asociar la violencia en la política con los casos de la capital, pero no podemos hablar de temas aislados cuando desde la Presidencia de la República se instala y promueve un discurso de odio.

No hay reparo ni moderación. La polarización, el enojo y la impunidad, de una u otra forma, se promueve desde el poder y no sólo contra los adversarios. Sino como algo normalizado en la vivencia cotidiana.

En Guanajuato, por ejemplo, es cuestión de horas para que la Fiscalía estatal dé a conocer avances de la investigación sobre el asesinato de la candidata de Morena en Celaya, Gisela Gaytán. Y todo apunta a que fue un ajuste de cuentas entre militantes del mismo partido guinda.

El pasado 1 de abril, en cuanto se conoció la noticia del atentado, todos en la 4T condenaron el ataque. Pero en cuanto se supo que pudo tratarse de un conflicto interno, todos callaron. Ya nadie dijo nada ni salieron con la cantaleta de exigir justicia. Hicieron mutis.

¿Qué quiere decir eso? Que lamentablemente hay políticos y partidos que están cosechando lo que sembraron: el odio, la polarización y el encono en la política y la sociedad.

Algunos adversarios podrían decir y suponer que se están matando entre ellos. Pero no siempre es así. Legisladores y expertos en la materia advierten que en varios de los casos hay políticos vinculados con el crimen organizado.

Hay lugares del país en donde la economía de pueblos enteros, como en Sinaloa, que desgobierna el morenista Rubén Rocha, depende de la industria del narcotráfico y nadie mueve un dedo. La impunidad se ha convertido en el sello de muchos gobiernos con este.

Y si eso ocurre a tales niveles, ¿qué podemos esperar de un químico trastornado de Iztacalco que ocultó restos de mujeres en su refrigerador o un muchachito que intentó matar a su exnovia, sin que la dirección del colegio Liceo Emperadores Aztecas, ubicado en Iztapalapa, o sus padres, den la cara para explicar qué pasó?

***

Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “La violencia en la política es como un mal chiste: nadie se ríe, pero algunos lo siguen contando”.

POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO

ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM           

@ALFREDOLEZ

EEZ