COLUMNA INVITADA

Rentabilidad y utilidad en las ficciones jurídicas y su eventual perversión

Los seres humanos solamente podemos desarrollarnos en sociedad

OPINIÓN

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Enrique Quiroz Acosta / Colaborador / Opinión El Heraldo de México/Créditos: Especial

Los seres humanos solamente podemos desarrollarnos en sociedad. Sociedad, estado y derecho en el mundo contemporáneo pareciera, por lo menos dogmáticamente, indiscutibles, muy a pesar de las debilidades que se presentan en la vida cotidiana.

Si bien se empieza con las hordas, después con las tribus, para después seguir con los clanes y más tarde ya con estructuras complejas como el Estado, conforme se hace menester que el poder público tenga algún grado de especialización y de legitimidad de la fuerza pública para poder convivir en sociedad, también desde el punto de vista económico y, por lo tanto, de subsistencia, se crean una serie de organizaciones y mecanismos institucionales que de alguna manera les pudiéramos llamar “ficciones”, para estar en aptitud de participar en la satisfacción de necesidades cada vez más complejas de las diferentes sociedades.

La vieja discusión entre cómo lograr la más adecuada ecuación entre libertad e igualdad, es uno de los aspectos más complejos de la vida humana, que tal vez, en forma absoluta difícilmente alguna vez llegué a comprenderse a cabalidad y mucho más difícil a satisfacerse totalmente.

Durante más de un siglo ha sido cuestionado y en ocasiones hasta vilipendiado el capitalismo aún el democrático, y  es porque vulnera la naturaleza humana en muchos sentidos partiendo de posiciones de abuso, de fuerza, que en aras de la libertad y de la productividad en ocasiones vulneran a la gran mayoría de los seres humanos que vivían en el desprecio económico y social más humillante.

Cada vez tenemos más claro que no hay solución perfecta, pero también, que existe actualmente una crisis del capitalismo democrático, y esto se observa en el mundo occidental claramente en las últimas décadas. Martin Wolf ( “La crisis del capitalismo democrático” 2023) nos lo marca claramente, si bien con una tendencia de carácter liberal, en el sentido de que las instituciones se han agotado en muchos aspectos en cuanto a eliminar pobrezas extremas y conciliar la equidad con la libertad.

En las empresas con fórmulas como la sociedad anónima se crea “un velo corporativo” para los inversionistas, con lo cual, se atreven a invertir y producir riqueza, a su vez, genera la posibilidad de abusos en virtud de los cuales ante elevadas ganancias se perjudica con mecanismos fraudulentos a grandes segmentos de la población.

Es cierto que ha sido necesario implementar medidas donde los inversionistas se encuentren “blindados”, pero hoy es muy claro que después de severas crisis en los modelos liberales del mundo occidental es menester buscar la forma de que haya un control altamente efectivo de inversionistas para evitar abusos. Las instituciones financieras, en particular, en diversas ocasiones, generan distorsiones ante la falta de controles efectivos.

Ante la crisis del 2008 en los Estados Unidos de América, tenemos un claro ejemplo de la vulnerabilidad que existe en los modelos financieros del mundo occidental. En México, se han dado diversos “descalabros” en los sistemas financieros; a finales de 1994 y principios de 1995 fue evidente que se generó “un gran boquete económico” en el cual se involucraron las instituciones financieras.

Así, se deben diseñar modelos que generen mayor justicia y certidumbre, y ya no únicamente basados en instituciones tradicionales de la economía.

Es uno de los retos más importantes en la lucha por la libertad y la equidad.

Es contundente Wolf, dado que se debe reforzar la responsabilidad de las empresas como entes morales. “Los incentivos fomentan el comportamiento moral en quienes las controlan. Las sociedades anónimas se benefician de la responsabilidad limitada que protege a los accionistas, que solo pueden perder su inversión. En cuanto a los altos ejecutivos, en la mayoría de los casos sólo pueden perder su empleo. Puede que algún lacayo de nivel inferior vaya a la cárcel como en el caso del escándalo del Libor, aunque las líneas que impulsaron este mal comportamiento procedían de la cúpula. Pero es muy probable que los altos ejecutivos sean considerados precisamente responsables de nada”.

“En la mayoría, los ejecutivos antes de la crisis financiera global hundieron sus barcos” y en la economía mundial ellos se fueron con grandes fortunas, mientras que decenas de millones de personas inocentes vieron arruinadas sus vidas y los gobiernos se vieron obligados a hacerse cargo de los enormes rescates”.  Se impusieron enormes multas a los bancos, pero fueron pagadas por las masas.

Ante la ambición, tanto de “monstruos” como de personas de a pie, se presentan “ratas de todo tamaño” que abusan de la inocencia, confianza e ilusión, tanto común como humana.

Difícil es encontrar una solución que genere autentico control y tal vez se pudiera designar una clase qué soportaría grandes sanciones en caso de quiebra de la empresa y tal vez nuestro autor nos dice que los grandes accionistas pudieran ser responsables de un múltiplo del valor de compra de las acciones en caso de incumplimiento.

No hay solución perfecta, pero debemos avanzar no solamente eliminando monopolios; con gobiernos corporativos; y con la nueva economía digital, sino también en un nuevo marco jurídico de responsabilidad. Cambio estructural mundial, vaya reto.

POR ENRIQUE QUIROZ
ABOGADO Y COLABORADOR

MAAZ