COLUMNA INVITADA

La política como auténtica vocación de servicio

Es muy común escuchar de la mayoría de las personas su decepción por la política

OPINIÓN

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Armando Alfonzo Jiménez / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Es muy común escuchar de la mayoría de las personas su decepción por la política y por quienes se dedican a este oficio.

No podemos pasar por alto que algunos de los políticos, sin importar el género, no han estado a la altura de las necesidades de nuestra sociedad. También hay quienes se han esmerado por hacer bien su trabajo, por lo que merecen el más destacado reconocimiento público.

Lamentablemente trasciende más la política como espectáculo y morbo.

En política, las malas prácticas repercuten en extendida mala fama. Esto justamente propicia su degradación.

Existe una vieja y nefasta creencia que el tener acceso a una posición de poder es una magnífica oportunidad para sacar provecho en todos los sentidos. De ahí que la mayoría de las veces la competencia electoral se torna en un afán por ridiculizar al contrincante y pasan a un segundo término la exposición de las ideas y de las propuestas encaminadas a mejorar la vida de la población.

Eso que se conoce como “politiquería” no es algo nuevo. La trivialización del ejercicio de la política ha estado presente desde tiempos antiguos.

El recurrente uso de la expresión “pan y circo” para el pueblo refleja el menosprecio de la política como vocación de servicio y ello promueve la denostación del destinatario y posible beneficiario de la actividad política.

Las circunstancias y los problemas actuales del mundo, así como los retos que enfrentamos, hacen necesario demandar un mayor esfuerzo a nuestros líderes, legisladores y servidores públicos. Ellos deben entender claramente el verdadero alcance de lo político. Este quehacer es el precioso momento de servir a los demás, de ayudarles en serio a que su existencia sea mejor.

Necesitamos políticos que realmente tengan un compromiso social. Que se preparen adecuadamente para la función que van a desempeñar, que demuestren su plena disposición de auxiliar a quien lo requiera, así como que sepan comunicar a la gente lo que hacen, los resultados logrados y los beneficios que genera su actuar a favor de todas las personas.

La política no es privativa de un grupo. Todos debemos sentirnos responsables de incidir en la dinámica de nuestro país. Ejercer nuestros derechos es parte de nuestra aportación para la causa de la política. Seamos exigentes con nosotros mismos para poder pedir el más efectivo desempeño a aquellos que se dedican a la política. Demandemos a ellos que realmente realicen su tarea de manera profesional.

En la literatura de la teoría política hay un vocablo: politiké, el cual se refiere a la política como un arte. Esto es lo que tendría que ser la apuesta de todos.

El político debe esforzarse para que todas sus convicciones y acciones tengan una repercusión positiva en pro de la comunidad.   Que no olviden que todas las personas son dignas y que, por tanto, merecen la mejor de las atenciones en aras de alcanzar las más altas condiciones de bienestar individual y colectivo.

POR ARMANDO ALFÓNZO JIMÉNEZ

CONSTITUCIONALISTA

MAAZ