La visita del primer ministro japonés Fumio Kishida a Washington la semana pasada tuvo poco impacto mediático gracias a los acontecimientos internacionales como el allanamiento de la Embajada de México en Quito, Ecuador, y el ataque de Irán a Israel. Pero pienso que la visita tuvo una importancia mayúscula tanto para lo que acontecerá en Asia en los próximos años, como también en el marco del T-MEC.
En término geopolítico, Japón estableció proactivamente lineamientos de lo que serán sus acciones en materia de seguridad regional, al fortalecer su alianza militar con EU y Filipinas.
El reciente anuncio de una mayor cooperación de Tokio con Manila fue la antesala de lo que aconteció en Washington con la visita de Kishida. Pero este cambio no es sólo un discurso: va acompañado del aumento de las capacidades de defensa de las Fuerzas de Autodefensa. Un ejemplo claro fue la reciente adaptación del portaviones japonés clase JS Izumo para poder operar los aviones F-35B que podrán aterrizar verticalmente y despegar de manera normal desde la nave. Algunos aeroplanos con esas características fueron precisamente los que se usaron para neutralizar drones y misiles iraníes el pasado fin de semana.
El cambio no sólo le permitirá a Japón defenderse de una posible agresión, sino que le otorga capacidades de ataque preventivo. Cabe mencionar que es la primera ocasión que Tokio tiene un buque de guerra con estas características, después del fin de la II Guerra Mundial en el Pacífico
En el terreno geoeconómico, la visita también fue importante. El premier nipón no desaprovechó la ocasión para mandar un poderoso mensaje a los empresarios japoneses del sector automotriz y especialmente al influyente Keidanren (Confederación de Cámaras Empresariales) al visitar en Carolina del Norte, EU, lo que será la próxima planta de baterías eléctricas e híbridas de la compañía Toyota y a la sede de Honda Aircraft.
De la misma manera, en el marco de dicha visita, se anunció una inversión de 1.2 mil millones de dólares de la empresa Fujifilm para la construcción de una planta de biofarmacéutica.
Conociendo la implementación de la diplomacia económica de Japón y su cultura de negocios, es probable que después de la visita oficial una gran cantidad de empresas de estos sectores buscarán establecerse en Norteamérica, ya sea para integrarse a las cadenas de valor o aprovechar la oleada de las nuevas inversiones de este país en los miembros del T-MEC.
He aquí la oportunidad para México en materia de relocalización o reinversión. Muchas de las posibles inversiones que busquen llegar a EU harán estudios de competitividad y rentabilidad. Sin temor a equivocarme, nuestro país llevará la delantera en ello. Pero es necesario que se cuente con un plan enfocado en captar estas inversiones y aterrizarlas en los estados donde existan las condiciones y capacidades para detonar, impulsar o desarrollar ecosistemas sustentables del sector.
Esperemos que la coyuntura global lo permita y no sea un obstáculo para que esas inversiones lleguen a nuestro país y Japón cumpla sus objetivos nacionales.
POR: ADOLFO LABORDE
COLABORADOR
PAL