“Este es un ataque a Estados Unidos y por eso estoy muy orgulloso de estar aquí” Donald Trump
Hablar de Donald Trump es hablar de estridencia, de aspiración (en el contexto capitalista), de misoginia, de negocios -muchos de ellos opacos-, de faltas de respeto al orden y a las instituciones. En su faceta de político podríamos decir lo mismo, pero cuando sucede en la arena pública tiene repercusiones sociales, nacionales e internacionales.
Existen muchos botones de muestra, durante su estadía en la Casa Blanca, desdeñar a las organizaciones internacionales, desertar de los convenios medioambientales, amagar con el “botón rojo” y lo más desastroso fue el asalto al Capitolio dejando en entredicho las fortalezas institucionales estadounidenses.
En esta tercera carrera por la presidencia, cuando uno creería que veríamos a un Trump mucho más atemperado, la realidad es que no es así, lo mismo se burla de la economía del país (cuando es la mayor fortaleza actual de Biden), que comenta airadamente que él ya hubiera acabado con la guerra en Ucrania (a favor de Rusia y su “amigo” Putin); también son constantes las mofas sobre la edad de Joe Biden (aunque solo son 4 años de diferencia), de igual manera sigue con sus férreos ataques a los migrantes y arengando a sus fieles seguidores a que con él volverá el respeto a su país.
Sin embargo, a un poco más de siete meses para los comicios electorales, lo distinto en esta carrera presidencial es que mientras Trump va subiendo en las encuestas, en detrimento del demócrata Biden (en donde el agregado de encuestas colocan a Trump arriba por 0.2 por ciento según Real Clear Politics), deberá enfrentar a la justicia estadounidense.
El primero de ellos es el juicio penal por un pago con dinero de dudosa procedencia a la actriz Stormy Daniels, para comprar su silencio por una aventura extramatrimonial justamente antes de las elecciones de 2016.
Mientras tanto, el magnate neoyorquino tiene en puerta la convención en Wyoming, las primarias en Puerto Rico, en Pensilvania, una presentación ante el Supremo en Washington para la decisión sobre su inmunidad presidencial, primarias en Misuri, Indiana, Maryland, Nebraska, Virginia, Kentucky, Oregón; presentación de su defensa por los “papeles de Mar-a-lago”, además de enfrentar el juicio por injerencia electoral, también por el intento de alterar los resultados electorales; algunas otras convenciones y esperar el fallo de sus juicios. Todo esto poco antes del 5 de noviembre. Como era de esperarse, el ex mandatario se ha declarado inocente de los más de 30 cargos que se le imputan.
Así, el personaje más polarizante de los tiempos recientes, sabe perfectamente cuál es su estrategia para enfrentar estos tiempos paralelos entre lo electoral, lo político y lo judicial. Para esto último cuenta con decenas de abogados, algunos que lo acompañan desde décadas atrás.
Para lo político se va a apegar a la estrategia llevada a cabo en 2016 y continuar con sus opiniones extremistas contra todo, porque sabe que encuentra sus cajas de resonancia en ello; y para lo electoral, dispone de un Partido Republicano entregado a su voluntad. Como es costumbre con este tipo de personajes, lo más probable es que salga avante frente a la justicia y, en cuanto a las elecciones, la moneda sigue en el aire, veremos si la fortuna le sonríe una vez más.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
EEZ