COLUMNA INVITADA

Diplomacia fallida

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, vuelve a tensar las relaciones

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, vuelve a tensar las relaciones con otra Nación, hoy le tocó el turno a Ecuador. No entiende que la diplomacia es negociación, intercambio de posturas para llegar a acuerdos.

Si bien es cierto, la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 establece en su artículo 22 que los locales de la misión son inviolables y que el estado receptor tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la embajada contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la sede diplomática o se atente contra su dignidad, también lo es que no se pueden albergar en ellas a presuntos delincuentes.

Por su parte, el artículo 41 establece que, sin perjuicio de sus privilegios e inmunidades, todas las personas que gocen de estos deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor.

No se justifica por ningún motivo la violación que hizo el gobierno ecuatoriano de la sede diplomática de México. Sin embargo, el presidente López Obrador nunca debió dar asilo a un exfuncionario que es investigado por delitos del fuero común en su país de origen.

México tiene una basta tradición en materia de asilo político, entendido este como la protección que el Estado Mexicano otorga a un extranjero considerado perseguido por motivos o delitos de carácter político o por aquellos delitos del fuero común que tengan
conexión con motivos políticos, cuya vida, libertad o seguridad se encuentre en peligro.

Aún con estas consideraciones y fiel a la doctrina Estrada consagrada en nuestra carta magna, el presidente López Obrador tenía que haber agotado las vías diplomáticas y, en todo caso, hablar con su homólogo ecuatoriano.

El presidente señala a nuestro vecino del norte de intervenir en asuntos internos, sin embargo, él a la primera provocación le da por inmiscuirse en los asuntos de otros estados. Qué necesidad había de proteger a un exfuncionario ecuatoriano que es señalado por el actual gobierno de diversos delitos.

México siempre ha sido respetuoso de las demás naciones, de sus asuntos internos y de como cada Estado debe resolver sus conflictos al interior.

No hemos visto al presidente López Obrador hablar de violaciones a los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua, todas ellas gobernadas por dictadores. Sin embargo, si se da el tiempo para criticar a los gobiernos de Perú o dar asilo a Evo Morales, por ejemplo.

El gobierno mexicano debe regresar a los tiempos en que era un ejemplo en el entorno internacional de diplomacia y respeto a las demás naciones. Que ponga en práctica el apotegma de Benito Juárez: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

De igual manera y al fiel estilo del primer mandatario, cuando le conviene critica a los organismos internacionales, ahora que los necesita hasta amenaza con acudir a la Corte Internacional de Justicia, órgano jurisdiccional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Este asunto no debió de llegar a los extremos acontecidos, así que tampoco seria raro que sea un acto más de distracción de López Obrador para mantener los reflectores en asuntos que a él le convienen, mientras tanto a nivel interno no hablemos de seguridad, de salud y mucho menos de corrupción.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO

eduardomacg@icloud.com
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