POLITEIA

La Iglesia y el proceso electoral

Esta participación activa en el actual momento de México, es sin duda, una buena noticia que debemos celebrar

OPINIÓN

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Fernando Rodríguez Doval / Politeia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La semana pasada se llevó a cabo la CXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), espacio que agrupa a todos los obispos católicos del país. Como parte de sus actividades, recibieron a los tres candidatos a la presidencia de la República: Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez, con quienes sostuvieron un diálogo acerca de su visión de país y las principales propuestas de sus campañas.

Semanas atrás, la CEM emitió un documento titulado “Diálogo Nacional por la Paz”, en donde se establecen diversas líneas de acción para superar la situación de violencia que se vive en México y poder construir una agenda que reafirme el valor de la vida, la dignidad humana, la fraternidad y la casa común. En la elaboración de este documento participaron miles de personas de todas las regiones del país. Además, el propio Episcopado mexicano ha anunciado campañas para promover la participación electoral de todos los ciudadanos.

En un documento de marzo de este año, la CEM hizo un llamado a que las campañas electorales se lleven a cabo en un clima de ética y civilidad, reconoció que “las condiciones por las que atraviesa el país desafortunadamente no son las mejores”, y que “por el bien de México, primero la democracia y el Estado de Derecho”.

Ante la coyuntura política y social que vive nuestro país, la Iglesia católica no se ha quedado cruzada de manos, sino que ha pasado a la propuesta activa. Está participando en un diálogo amplio que contribuya a superar los añejos problemas que desde hace décadas nos afectan y que se han exacerbado en los últimos años.

En ese diálogo, que es la esencia de una democracia deliberativa, las religiones juegan un rol fundamental. No deben mezclarse las cosas del César y las cosas de Dios, pero tampoco pueden sobrevivir en una dialéctica permanente. Las religiones, desde su ámbito, pueden aportar los elementos éticos necesarios para que se pueda desarrollar una vida social en paz y en concordia, además de dar respuestas a esa aspiración permanente de las personas por encontrar un sentido a su vida.

Dos siglos atrás, el filósofo francés Alexis de Tocqueville aseguró que los buenos cristianos suelen ser también buenos ciudadanos, porque difunden valores sin los cuales una sociedad no podría funcionar, como la solidaridad, el amor al prójimo o el apoyo al desvalido.

Así lo han entendido los Obispos mexicanos. Han defendido su derecho a participar, dialogar y proponer en una sociedad plural en la que todas las voces son necesarias y merecen ser escuchadas. Esta participación activa en el actual momento de México es, sin duda, una buena noticia que debemos celebrar creyentes y no creyentes.

POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL

POLITÓLOGO

@FERDOVAL

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