DESDE AFUERA

¿Democracia? Sólo cuando gano yo

El punto es la forma en que Maduro controla a los organismos electorales, con funcionarios listos a saltar por el aro tan pronto su domador lo demande

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Es posible, dado el evidente afecto, que algunos en la 4T sientan envidia por el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

Imagine usted: una elección en la que el pueblo votará, pero no elegirá; unos comicios en los que la oposición tendrá candidato o candidatos a modo para que el vencedor sea sin discusión el presidente Maduro, heredero del régimen de Hugo Chávez y, según todas las señales, será electo para un tercer periodo en los comicios del 28 de julio.

Maduro se ha revelado sorpresivamente apto para sobrevivir políticamente. De acuerdo con el Crisis Group, los movimientos del mandatario han puesto a la oposición en una situación difícil y planteado un dilema para actores externos como Estados Unidos y los vecinos de Venezuela. 

Pero el punto es, sobre todo, la manera en que Maduro controla a los organismos judiciales y electorales, con funcionarios listos a saltar por el aro tan pronto su domador lo demande.

Afirmar que ese control le ha permitido pasar por encima de cuanto acuerdo político se haya hecho con la oposición sería literalmente gratuito. Lo ha hecho.

En 2023 firmó un compromiso  en Barbados, donde aceptaba realizar elecciones libres a cambio de una suavización de la presión económica estadounidense. Cumplió con algunos "asegunes"...

Por ejemplo, serán comicios libres, pero con candidatos determinados por el gobierno y sus aliados. Cómodo ¿no? Imagine reclamar el calificativo de demócrata sin tener necesidad de serlo, sin la molestia de campañas verdaderamente libres o competitivas, donde los aspirantes de oposición critiquen o analizen la obra hecha o no hecha por el gobierno.

Peor, donde los votantes responsabilizan al régimen por lo que hicieron o dejaron de hacer.

Nadie que conozca Venezuela dice que Maduro sea un gobernante democrático. Bueno, nadie excepto sus aliados políticos, incluso algunos en México, Nicaragua o Cuba que por demás, esperan correspondencia cuando sea necesario.

Por lo pronto, la más popular candidata de oposición, María Corina Machado, no puede participar por una decisión del Tribunal Nacional Electoral, que de hecho invalidó así el resultado de un referendo organizado por los grupos opositores; la dependencia también vetó la participación de Corina Yoris, la suplente designada por Machado y sus aliados.

Los demás posibles participantes son considerados como marginales, en el mejor de los casos. 

Imagine la felicidad de hacer algo así. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) casi lo logró en sus tiempos de gloria, pero de cualquier manera siempre buscó legitimación a través de opositores débiles, pero más o menos calificados.

Hasta que uno de ellos ganó.

Varios países han hecho llamados públicos por salidas democráticas para Venezuela, incluso gobiernos "de izquierda" como el del colombiano Gustavo Petro, del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, o del chileno Gabriel Boric.

México no lo ha hecho. Pero Maduro es cuate y de izquierda. 

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS 

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM             

@CARRENOJOSE

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