APUNTES DE GUERRA

Al borde del abismo

La respuesta de Irán tardó hasta el sábado y prendió las alarmas en Israel, pero también en el mundo. ¿Sería el inicio de una gran guerra?

OPINIÓN

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Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde el 7 de octubre, cuando Hamas lanzó el más mortífero ataque terrorista en la historia de Israel y este país inició su represalia armada, un temor fundado ha sido que el conflicto podría salirse de control en cualquier momento y pasar a la esfera regional y de ahí a la global. 

Seis meses después, ese escenario parece más probable que nunca. Veamos por qué:

Hasta hace unos días, el gobierno de Benjamin Netanyahu parecía arrinconado, a la defensiva. El desproporcionado e inhumano saldo de su ofensiva militar en Gaza parecía haber rebasado los límites de la tolerancia aún del blandengue gobierno estadounidense: la hambruna, la matanza de civiles buscando alimentos, y la muerte de siete integrantes de World Central Kitchen, la mundialmente famosa ONG encabezada por el célebre Chef José Andrés, habían sido demasiado. La opinión pública internacional, incluso en países tradicionalmente pro-israelíes, se tornaba en contra cada día más.

A lo anterior se sumaba la creciente insatisfacción en Israel ante la marcha de la guerra, el no regreso de los rehenes y la conducción político-militar de Netanyahu.

El 1 de abril, Israel presumiblemente atacó la sede de la embajada de Irán en Damasco, matando a varios comandantes de las Guardias Revolucionarias de ese país, en un acto claramente violatorio del derecho internacional. Si bien el gobierno de Israel no asumió la autoría del ataque, queda claro que ningún otro actor en la región tendría ni la capacidad ni la intención de confrontar de esa manera a la República Islámica. Varios analistas nos preguntamos entonces a qué estaría jugando Netanyahu: ¿a escalar el conflicto? ¿Provocar una reacción iraní? Parecía tan obvio y tan cínico que sembraba la duda: ¿en verdad sería capaz el Primer Ministro israelí de incendiar la región con tal de quitarse presión de encima?

La respuesta de Irán tardó hasta el sábado pasado y prendió las alarmas en Israel, pero también alrededor del mundo. ¿Sería el inicio de una gran guerra entre las dos principales potencias militares de la región, ambas con ambiciones nucleares? ¿Intervendrían EU, sus aliados europeos o Rusia?

Venturosamente el ataque dejó un saldo mínimo de daños y mostró la enorme capacidad defensiva no sólo del Domo de Hierro israelí sino también de sus aliados estadounidenses y británicos, que interceptaron y derribaron a la gran mayoría de los drones y misiles lanzados por Irán. Acto seguido Teherán anunció que con esa acción daba por zanjado el agravio del ataque a su embajada. Desde entonces, el mundo está en vilo en espera de la respuesta israelí, que podría desencadenar un nuevo y macabro juego de represalia y contra-represalia.

Tanto Washington como Londres han llamado a Netanyahu a “aceptar su victoria” y dejar ahí el asunto, pero el líder israelí sabe poco de mesura y aún menos de sensatez: su instinto de supervivencia política supera cualquier otra consideración. 

Y en Teherán deben estarse preguntando si con ese ataque no habrán ayudado a su enemigo jurado, pues ahora nuevamente Israel se llama atacado y la opinión pública occidental gira hacia su lado.

Y mientras tanto, en Gaza, continúan la destrucción, la matanza y la hambruna, desplazadas temporalmente de los encabezados.

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

GGUERRA@GCYA.NET  

@GABRIELGUERRAC

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