En las peleas de campeonato del mundo, el boxeador rival está obligado a proponer y a buscar acorralar al campeón, y el campeón está obligado a decir: “quieres mi cinturón, ven por él”. En el segundo debate, ayer, en Jalisco, Claudia Delgadillo resultó “un flan” y Pablo Lemus la puso “contra las cuerdas” cada que quiso.
La verdadera pelea fue entre estos dos. La candidata de Morena desaprovechó la nueva oportunidad para buscar posicionarse con un discurso contundente para cerrar la diferencia de cerca de 8 puntos, según El Heraldo de México, que existe entre el segundo lugar en el que se encuentra frente al aspirante de Movimiento Ciudadano.
“Lo dejó ir vivo”. No sacó ventaja del desgaste del partido, de la baja popularidad con que Enrique Alfaro termina su sexenio, de los temas en donde están las debilidades precisamente de la administración estatal emecista, ni de los años de Lemus como alcalde de Zapopan y Guadalajara.
Dijo puras generalidades en un debate que también deja mucho que desear por su formato que juntó temas espesos como infraestructura, corrupción, finanzas. Claudia salió y “tiró golpes” sin estrategia, sin técnica, con pavor, porque no dejó de acusarlo de corrupto y de mentiroso, sin contar una historia para sostenerlo, no sacó documentos ni nada que comprometiera seriamente a Lemus.
En cambio, el emecista “olió su temor” y desde el arranque le “tiró varias combinaciones” que la hicieron a retroceder. Nunca se repuso. Llevó las historias de principio a fin como la supuesta casita en la que vivía y que Delgadillo después dejó para hacerse de una casota por 60 millones, en el exclusivo barrio de Puerta de Hierro (enseñó fotos), de su festejo con Peña Nieto y una foto cuando este derrotó a AMLO y de la ingobernabilidad en estados gobernador por Morena.
Estuvo temerosa y sus asesores la hundieron, porque en vez de decir que Jalisco tiene un presupuesto anual de 150 mil millones de pesos, leyó que eran 150 millones, y cuando su rival “la puso contra las cuerdas” para corregirla y exhibirla se vio cómo releyó y dijo “no”, moviendo la cabeza.
Quiso tirar un golpe con lo de la imposición de la verificación vehicular, pero Lemus le dio una copia de su plan de gobierno que sostiene el programa, entonces quiso reponer su “lapsus” diciendo que su gobierno apoyará a los automovilistas con la afinación de sus coches. No se vio bien.
La pura marca de Morena como partido sobre Movimiento Ciudadano era de 3 puntos, la diferencia con candidatos es más grande y se ve complicado que pueda ganar puntos por la manera en que se para en el “ring”, su mala técnica y su falta de “punch” a la hora de “tirar golpes”.
Existía un acuerdo en Movimiento Ciudadano para hacer momentáneamente “las paces”, por así convenir a ambas partes, si el Tribunal Electoral devolvía a Alberto Esquer la candidatura al Senado (el conflicto interno, por cierto, tampoco lo aprovechó la morenista). Y Esquer ya recuperó la candidatura. Aunque peleados, finalmente MC avanzó cohesionado, porque las candidaturas a la gubernatura, a Zapopan y a Guadalajara llevan sí o sí el apoyo de Alfaro, aunque el aspirante al primer cargo no sea del todo suyo.
En cambio, en Morena no existe eso, la candidata al gobierno viene del PRI, mientras que los candidatos de Guadalajara y Zapopan, donde está la mayoría del voto, vienen del PAN y de un partido local, respectivamente. Lomelí, candidato de Morena al Senado, ni aparece, quizá por sus cinco derrotas electorales al hilo. Alfaro y Máynez se acercan a “fumar la pipa de la paz” tras la mala racha de Xóchitl Gálvez. No hay que perder eso de vista, y Delgadillo parecer estar “noqueada de pie”.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
COLABORADOR
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